sábado, 21 de enero de 2017

Belfast (III): El Museo del Titanic



Qué os voy a contar que no sepáis del Titanic!
Este es el segundo museo dedicado al transaltlántico que visito en Irlanda, el otro se encuentra en Cobh desde donde partió el Titanic ya rumbo para su destino. Museo en el coincidentalmente he trabajado proveyendo las traudcciones al español de los textos en inglés originales, pero ese museo es pequeño y tiene poca cosa. El de Belfast es enorme. Tiene varios niveles e incluso un teleférico que te lelva por el interior del buque en construcción, una interesante experiencia. 

Confieso que a mi entrada pensé que iba a ser todo una pérdida de dinero dado que lo primero que encontré fueron paneles de fotos y texto explicando una breve biografía de algunos de los miembros de la tripulación y detalles de su construcción, pero la cosa se va animando poco a poco.



Además de multitud de artefactos, vajillas y explicaciones no solo de su construcción sino de los puertos que tocó en barco, también nos muestra cómo eran los camarotes de cada clase social.

Camarote de primera clase. No hace falta mayor explicación, ¿verdad?


Arriba, el camarote de Tercera Clase, bastante básico si lo comparamos con la Primera o Segunda clase, aunque eran bastante mejores si lo comparamos con los dormitorios comunitarios de otras compañías navieras.
Como se aprecia en la foto, contenía una litera de caoba con almohadas y sábanas. La habitación también tenía un lavabo y un espejo. Eso sí, si sus ocupantes necesitaban usar el excusado tenían que subir dos cubiertas para utilizar los servicios públicos.
Otros camarotes de Tercera Clase a bordo incluían cabinas de 3, 4, 5, 6, 8 o incluso 10 literas. Eran más baratas y más básicas, sin lavabo y con colchones de calidad inferior sin almohadas para los hombres solteros. Había además camarotes diseñados para familias o para mujeres que viajaban solas, pero no había camarotes de una sola cama.
La mayoría de pasajeros de Tercera eran emigrantes que viajaban a America en busca de una vida mejor, por lo que generalmente solo compraban un pasaje de ida. Entre las ocupaciones que estos emigrantes ejercían, había peones, sirvientes, y trabajadaros sin cualificar o con pocas cualificaciones y el coste del billete variaba entre 6 libras y 15 chelines desde Queenstown (hoy Cobh) a Nueva York, lo que era equivalente al sueldo de un mes de un trabajador cualificado de Harland & Wolf (los astilleros)


Arriba, un camarote de Segunda Clase. Estos camarotes podían ser utilizados por viajeros de Primera y Segunda clase. 
Contenía una litera de caoba y un armario del mismo material con un espejo en el lado, y un asiento tapizado bastante cómodo.
El lavabo no tenía agua corroente caliente o fría sino que tenía una reserva que rellenaba el camarero o sobrecargo. Las aredes estaban decoradas con paneles blancos y para comodidad de los pasajeros, los servicios públicos y baños estaban situados cerca.

Como este camarote estaba diseñado también para pasajeros de Primera, tenía un calefactor y moqueta. Otros camarotes de segunda clase tenían linóleo de color rojo y blanco o verde y blanco. 

Los pasajeros de Segunda Clase normalmente eran profesionales como médicos, ingenieros o trabajadores altamente cualificados. El coste del billete comenzaba desde las 9 libras y 13 chelines y 9 peniques desde Queenstown.




Casi finalizando la visita hay una sección dedicada al Titánic en el cine, con carteles de películas e incluso el traje Barbara Standwick llevó en la versión de 1953.





El vestido se utilizó en la película Titanic de la 20th Century Fox en una escena en el salón del barco con Clifton Webb que daba vida a Richard, su marido.

El conjunto fue confeccionado por Dorothy Jeakins que es más conocida por haber realizado el diseño del vestuario de The Sound of Music (Sonrisas y Lágrimas) y lleva etiquetade 20th Century Fox en el interior.






2 comentarios:

Geno dijo...

Ooooh que pasada ¡me encanta!

chema dijo...

ese museo tiene que estar genial! tiene mucho interés desde el punto de vista histórico y científico. se necesita mucha ingeniería para hacer funcionar un barco.
un profesor de mi colegio, muy joven por aquel entonces y un poco listillo, dijo una vez algo así como: "bastó un iceberg para hundir ese orgulloso trasatlántico". pero cómo que 'bastó', alma de cántaro? un iceberg es enorme aunque sólo se vea la punta, pesa miles de toneladas. el choque de un barco de esa magnitud -que también pesa una barbaridad- con un iceberg, es una catástrofe segura. y ese profesor era de ciencias, eso es lo que tiene delito.