El sábado siguiente al día de Navidad, me fui con una amiga a mirar anillos y tener idea de precios al menos. Si veía algo que me gustaba, volvería ese día o quizá la semana siguiente a comprarlos. Elguiri se había ido a pasar un par de díasy volvería más tarde, por lo que no podía venir conmigo. La opinión de mi amiga A. serviría para hacerme una idea.
Yo tenía en mente lo que quería: un anillo de oro amarillo con diseños celtas a ser posible. Así que empezaba por ahí.
Lo primero fue que nos sacaban bandejas de anillos de hombre y bandejas de mujer. En oro blanco, platino, paladium... pero no había los mismos diseños en hombre y mujer. si los querías iguales, había que mandarlos pedir.
Descubrí, entonces, tras visitar unas 20 joyerías, que aquí los anillos no se compran en pares por lo general sino que cada uno elige uno a su gusto, no van al par. La razón que me dieron fue que la mujer suele coger algo a juego con su anillo de pedida.
Yo no tenía anillo de pedida. Veía un gasto excesivo y totalmente fuera de lugar que se gastara una pasta en un anillo cuando llevamos más de 20 años juntos. Además considero el más simbólico de los anillos,el que me regaló poco antes de "formalizar" nuestra relación y pasar a ser algo más serio, un anillo de horo blanco con cuatro piedras.
Yo prefería dos anillos iguales pero me dejaron claro en la mayoría de sitios que habría que pedirlos al fabricante y enviarlos a hacer por encargo. ¿El precio? No sabían decirme, tendrían que preguntar a la casa y ya si eso me llamaban (huelga decir que en las dos joyerías donde dejé encargado que me dijeran algo, jamás me llamaron).
Finalmente decidí renunciar al diseño celta porque para mujer no había casi nada y lo que me veía no me gustaba. Lo cierto es que sí me habían llamado la atención un juego de alianzas que ví en la primera joyería, que es además mi sitio faorito para comprar joyas y de donde tengo varias cadenas, gargantillas, anillos, pendientes y un rejol de oro.
Cuando el guiri volvió a la ciudad de su casa, más tarde ese día, volvimos y se las enseñé. Eran dos alianzas a juego, de oro amarillo, lisas en el centro y con ambos bordes tallados. Le gustaron. La chica que vino a sacarlosde la vitrina nos dijo que generalmente habría que mandarlos a achicar/agrandar porque ese era el único par que les quedaba de ese modelo (motivo por el que estaban -también- rebajados en precio. Y ya que estábamos allí y viendo que eran los últimos decidí compralos en ese mismo momento.
La chica repitió de nuevo "ahora no os lo podréis llevar casi seguro porque habrá que enviarlos a ajustar tamaño", pero se quedó con la boca abierta porque ambos anillos nos quedaban perfectos. Especialmente a mí que SIEMPRE tengo que enviarlos a ajustar porque tengo los dedos especialmente pequeños. "Es la primera vez que me pasa esto -nos dijo- que alguien venga a por el último par y ambos se ajusten perfectamente".
Nos los llevamos y los comenzams a usar desde ese mismo día, de modo simbólico, hasta que decidiéramos qué hacer en el futuro.
(continurá...)
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