sábado, 20 de septiembre de 2008

CYNDI LAUPER Y UNA PELI MUUUY MALA


La Gran Elphaba hablaba estos días en su blog de la película Los Goonies y del tema principal, interpretado por Cyndi Lauper, del que casualmente iba yo a hablar, ya que tengo el single. A mí Cyndi Lauper no me gusta, me encanta. Por muchos motivos. Y más me gustaba en la época que salió, de la que conservo su cassette, que dicho sea de paso, suena tan bien como el primer día. Muchas son las faldas que tuvo que "acondicionar" mi madre y los chalecos que "customizaba" para ir "a la moda" como ella, aunque nunca llegué al extremo de copiarle el maquillaje, pero me hacía gracia su carita mofletuda y esos ojos que parecían siempre al borde del llanto. Y de la película Los Goonies no hago ni amago de hablar porque el artículo de Elphaba lo dice todo, y muy bien dicho.

Anoche, gracias a su entrada me senté a verla de nuevo, y volví a aquel 1985 y a un Cine Avenida hoy desaparecido, como tantos otros en Cádiz. Su lugar lo ocupa ahora una clínica de estética.

Fue en ese mismo cine, donde también vi una película a la que fui animada por el tirón mediático de su banda sonora, del grupo DeBarge (video aquí)que sonaban en la radio con un tema muy pegadizo: "The Rythm of the Night". La película se llamó "El Ultimo Dragón". Salí de la sesión de tarde contentísima, charlando con las amigas de lo bien que lo habíamos pasado...

Jamás volví a saber de DeBarge y jamas vi la película de nuevo... hasta hace un par de años, que ni siquiera pude acabar de verla. Dios mío, ¡qué tostón!¡Qué tomadura de pelo!¡Qué mala MALISIMA película! ¿Por qué recordaba yo algo totalmente diferente?



En The Last Dragon, un chico busca al "maestro" para alcanzar el nivel superior de las artes marciales (conocido como el Brillo o algo así), y se enfrenta con el malo malísimo, como es normal, y rescata a una atractiva cantante de su obsesionado promotor. Supongo que esto me atrajo sobremanera con quince años, pero ahora no se la recomendaría ni a una niña de cinco.

En cuanto a DeBarge, era la música que oíamos entonces, aunque reconozco que por una razón u otra, esta canción siempre me hará saltar de la silla bailando.
DeBarge tuvo un gran éxito en la época con unas cuantas canciones, en el clímax Midas de Motown, pero poco a poco iniciaron un declive que les llevó a la extinción total, dejando por el camino todo un reguero de noticias salpicadas de drogas, detenciones, rehabilitaciones, abuso de la bebida e incluso la boda de uno de sus miembros, James, con Janet Jackson.

El grupo se había formado originalmente en 1975, con los hermanos Tommy y Bobby Debarge bajo el nombre de Switch junto a Jody Sims, Greg Williams, Phillip Ingram y Eddie Fluellen, y los descubrió para Motown el mismísimo Jermaine Jackson dos años más tarde. En 1979 nace Smash, un colectivo con las voces de los hermnaos menores de Tommy y Bobby (Randy, Marty, El y la hermana mayor, Bunny). James DeBarge se les uniría en el 82. Los "The DeBarges" debutarían en el 81 con su primer single "What's Your Name", que pasó sin pena ni gloria.
Cambiando la formación, ahora con James en el grupo, y rebautizados como DeBarge, el quinteto se autoproduce y escribe un álbum, All This Love en1982 y su segundo single I Like It alcanza número dos en las listas un año después. Su tercer single All this Love es número uno. A partir de ahí es un no parar de éxito tras éxito, pero las presiones de Berry Gordy de convertir a El en la estrella del grupo acabó haciéndolo sucumbir como sucediera con Las Supremes, y El, convencido de su supremacía, decidió seguir una carrera en solitario. Le seguiría Bunny. El consiguió bastante notoriedad con su debut single "Who's Johnny?" y luego fue relegado al olvido. Bunny sólo sacó un álbum que no tuvo resonancia alguna y se retiró del mundillo para hacer frente a sus problemas de drogadicción.
James se rehabilitó de su alcoholismo y problemas con drogas a mediados de los 90, mientras Marty, Randy y Tommy se recuperaron también de sus abusos, aunque en la actualidad este último padece de problemas renales y está en dialisis continua. Randy tiene una enfermedad desconocida incurable, y Marty sufre de debilitamiento crónico en las piernas. Bonny se recuperó de su alcoholismo y es una devota cristiana. Bobby y Chico sirvieron seis años de cárcel por tráfico de drogas, tras lo cual Bobby descubrió que tenía SIDA y murió en 1995 con 39 años por complicaciones en la enfermedad.


Las historias que se ocultan tras las carátulas de los discos de nuestra adolescencia!

SIMPLEMENTE ARTE



Esta obra de arte me la ha obsequiado Trini Tinturé, a la que ya dediqué un amplio artículo el pasado año, que fue, incidentalmente, el mejor de mi vida como mucho. Conocí a Trini en el Saló del Cómic de Barcelona y, junto a Pura Campos, es la esencia del cómic femenino español, y ahora trabaja para varias publicaciones extranjeras, aunque en breve se publicará en España la segunda parte de la reedición de su personaje Emma (watch this space).
Trini es una trabajadora incansable, pero además es una persona muy accesible y que tiene detalles con sus admiradoras como el dibujo de arriba, por el que nunca le estaré lo suficientemente agradecida.
De su obra, actual y pasada, podéis hallar información en su web www.trinitinture.com y existe desde hace unos meses un grupo msn donde es posible hablar de su carrera y compartir sus trabajos y cómics, http://groups.msn.com/TriniTintureunavidaatodocolor.
Gracias, Trini!

miércoles, 17 de septiembre de 2008

CUENTOS DE LA NANA (El rincón de Lar)


La abuela contaba cuentos que no he vuelto a escuchar, y me leía libros antiguos que aún guardo como tesoros. Ahora la abuela probablemente no se acuerde de ningún cuento y yo he ido perdiendo piezas por el largo camino de la vida.
Me encantaba ir a pasar los fines de semana a su casa, y dormir entre los dos sillones, con el colchón colocado encima. Los sillones se situaban paralelos al sofá-cama donde ella dormía con mi abuelo, y aunque el abuelo ocupaba normalmente el lado exterior de la cama, cuando yo me quedaba, era mi abuela la que dormía allí porque a mí me gustaba cogerle la mano mientras me susurraba cuentos.
No eran cuentos al uso. La abuela nunca me contó versiones variadas de Caperucita, Cenicienta o Los Tres Cerditos. La abuela tenía sus propias historias populares, llenas de misterio, de hombres malos, de niñas demasiado curiosas o de damas en peligro. Muchos no los recuerdo, de otros guardo retazos. Otros no eran cuentos, sino especie de trabalenguas. Como este, que aunque no he oído en mucho tiempo, lo recuerdo con cierto rigor:

Esta es la historia de Maria Cornejo,
que tenía tres hijos,
los metió en un botijo
y los untó con pez.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?

A lo que yo respondía sí, o no, y ella con sonrisa picaruela replicaba:

Yo no te digo ni que sí ni que no,
que si quieres que te cuente el cuento de Maria Cornejo
que tenía tres hijos
los metió en un botijo
y los untó con pez
¿que si quieres que te lo cuente otra vez?

Y así seguíamos durante un rato entre risas, hasta que nos cansábamos, pero yo tenía mis favoritos. Uno de ellos era el de una niña que provenía de una familia muy pobre, y para más inri, numerosa (lo menos 11 hermanos), de esas familias de los tiempos de maricastaña que yo imaginaba llevando un traje raído gris y sin zapatos. Se llamaba Mariquita. Pues resulta que vivían muy lejos, muy lejos del pueblo y no tenían agua corriente, así que la madre, para cocinar y hacer las labores de cada día, envió a la niña una mañana con un cubo de latón a coger agua a una fuente cercana, y la nena al llegar, por temor a perder un anillito que le había dado su padre, se lo quitó y lo dejó a un lado, sobre la piedra. Llenó el cubo y regresó a casa, con tan mala fortuna que se olvidó el preciado anillo y sólo se dio cuenta al llegar. Le dijo a su madre lo que había pasado y corrió de vuelta a la fuente, pero el anillo no estaba.
Había allí un viejo trapero, con un burro y una saca, bebiendo de la fuente, y al ver a la niña llorar le preguntó qué le sucedía. Y la niña le contó que había perdido su anillo, a lo que el viejo replicó que lo tenía él en el saco, que metiera la mano y lo cogiese. Al meter la mano, el viejo trapero la empujó dentro, lo ató y lo colgó del burro y le dijo que ahora era suya y que iba a ganar dinero a su costa, y la llevó por las esquinas del pueblo y la hacía cantar desde el interior del oscuro saco diciéndole:

Mariquita canta,
mira que te meto la lanza.
Mariquita cantaaaa,
mira que te meto la lanzaaa

Y la niña cantaba:

En un saco voy metida,
y en el saco moriré,
por un anillo de plata
que en la fuente me dejé.

Y el viejo, en su peregrinaje con la saca y el burro, llegó a casa de la niña sin saberlo, y pidió refugio para pasar la noche y refugiarse del mal tiempo. La buena señora accedió y el viejo dejó el saco en un rincón, no sin antes susurrarle a la niña dentro que si hacía algún ruido, la mataría allí mismo.
Se durmió el viejo en su rinconcito y la madre se puso a hacer pan. Uno de los hermanos de Mariquita le pidió un bollo a su madre, y Mariquita desde el saco exclamó:

Y otro para mí también!

Los hermanos, al notar que la voz venía del saco, alertaron a la madre y fueron a indagar y encontraron allí a Mariquita, la liberaron y rellenaron el saco de ratas rabiosas y de trapos sucios y por la mañana cuando el viejo se despertó, cogió el bulto, dio las gracias a la buena señora y se marchó sin sospechar nada. Pero llegado al pueblo comenzó con su retahíla:

Mariquita canta,
mira que te meto la lanza.
Mariquitacanta,
mira que te meto la lanza.

Y al no cantar, le hincó la lanza y se rompió el saco y de ahí salieron las ratas, que el atacaron y se lo comieron a bocaítos chicos.

Lo que nunca entendí, y siempre le preguntaba a mi abuela, era cómo la mamá no había echado en falta a la niña, que el viejo había llegado ya de noche y la cría aún no había regesado, pero ella siempre me replicaba que con tanto hijo (que tenía lo menos 11), pues no se habría percatado.

El otro cuento era un pelín macabro, ¿pero acaso no lo son todos? Lobos que se comen a ancianitas, madrastras que envenenan fruta, un niño de madera al que se come una ballena, princesitas que se quedan en estado catatónico tras pincharse el dedo..., pero igualmente me gustaba:

"Había una vez un par de hermanos, llamados Perquito y Mariquita (que nombre tan popular, corcho), que vivían con su padre y su madrastra, que no soportaba a los niños y tenía celos de ellos (como toda buena madrastra que se precie de serlo).
Un día envió a la niña a la tienda a comprar unas cosas y al irse ésta, llamo a Periquito y lo mató.
Al regresarMariquita del mandado, preguntó por su hermano y la mujer se hizo la tonta y le dijo que estaría jugando por el bosque, que no diera la lata y que necesitaba que le llevara la comida a su padre, que estaba cortando leña junto al río, y le dio una olla calentita, con las instrucciones de que bajo ninguna circunstancia abriese la tapa o se enfriaría el cocido.
Cuando la nena estuvo alejada de la casa, muerta de curiosidad destapó la olla y descubrió que era su hermanito, cocinado. Y se fue llorando, con la olla en las manos, desconsolada. Y de pronto se le apareció un hada y le preguntó:
-Mariquita, ¿por qué lloras? -y ella le dijo que su madrastra había matado a su hermanito, a lo que el hada respondió: -No llores más y haz una cosa. Cuando tu padre se coma la carne, recoje los huesos y siémbralo alrededor del pozo bajo los naranjos. Y ya verás que en poco tiempo, tu hermano vuelve a nacer.

Y así lo hizo Mariquita, y regresaba cada día, hasta que se encontró a su hermanito, que había nacido entre los naranjos. Y la madrasta se acercó y le pidio una naranja.

-No te la daré, mala madre, que me mataste, me comiste y no lloraste.
Y se acercó el padre y le pidio la naranja.

-No te la daré, mal padre, que me comiste y no me lloraste
Pero cuando Mariquita le pidió una naranja, le dijo:
-A tí te las doy todas, que no me mataste, no me comiste, pero me lloraste.

Es un cuento bastante tonto y probablemente me olvido muchas cosas, pero básicamente así es como lo recuerdo. También había uno muy cortito muy cortito (¿quién dijo que los microcuentos son una moda actual?), que dice así:

Erase una vez un soldadito, que se tomó un vinito y se cayó de un tejadito. ¡Qué cuento más chiquitito!

¿POR QUE?




¿Por qué se acaban los sueños?
He pasado la noche soñando que el rostro de los pósters de mi adolescencia (con unos cuantos años más, peor aún le he encontrado atractivo), me dedicaba toda su atención. Ha comenzado a besarme el cuello con tal delicadeza, con tal ternura... (que me perdonen su esposa y el guiri) Y entonces el sueño se diluyó en otro... y luego en otro... y me veía subiendo las escaleras de piedra oscura de la antigua casa de mi abuela, y mi pequeño Juanito me recibía con un besito casto en los labios. ¡Era niña de nuevo! Nuestro primer besito, aquel que nunca llegó...

lunes, 15 de septiembre de 2008

POLVO DEL DESIERTO (Relato)


Papá fue diplomático en Russia en los tiempos de la Guerra Fría, aunque las malas lenguas (en especial la de mi abuela materna), aseguran que fue un espía.
Desde pequeña quise ser como papá, y dedicarme a la política... o al espionaje. Pero papá decía que las mujeres no podemos dedicarnos a lo segundo, que somos fáciles de sonsacar información. Que la tortura en una mujer es mayor, y aguantamos menos porque no sólo es física sino sexual, y eso no solamente tortura la mente sino el alma entera. Papá me dijo esto cuando cumplí los ocho años y jamás se me ha olvidado, aunque entonces no entendí muy bien el significado de sus palabras. Yo seguí jugando a ser una versión femenina de James Bond, un Angel de Charlie o una Matahari en alguna imaginaria guerra.
Con los años mi sueños de violencia gratuita se esfumaron y la realidad ocupó el lugar nunca abandonado del todo por la infantil imaginación de una niña sedienta de aventuras. La política no me atraía y la Guerra Fría había concluido. Me hice periodista, y tras pocos años trabajando en el equipo de producción y redacción del noticiario nacional, pude obtener mi preciado premio: una corresponsalía. En Afganistán.
Papá puso el grito en el cielo, claro, aunque ya hace más de diez años que dejé de vivir bajo su techo y él ya está retilado de su puesto. Afganistán no es lugar para mujeres, me dice, pero yo pienso, precisamente, en las muchas mujeres atrapadas en esa vida que sólo tiene sentido para ellas. No voy a marcar la diferencia, ni voy a ser una mártir. Ni siquiera voy a intentar comprender su estilo de vida.
Es mi aventura, mía sola, y la voy a disfrutar de principio a fin. No soy la única reportera enviada a Kabul.
El viaje en avión ha sido largo, mis piernas se resienten pero a la vez tengo un choque de adrenalina que me mantiene en tensión, a la expectativa. El trayecto en coche hasta el hotel no hace nada por calmarme. Me siento como si me hubiese tomado un tripi, como en aquellos tiempos de estudiante en los que me mantenía despierta a base de una combinación de café y anfetaminas blandas, esa pildorita rosa recetada a mamá por su médico, y que yo le sustraía de la cajita lacada sin que se diera cuenta. Mamá siempre vivió en el limbo.
Hay polvo. Polvo por todas partes. Y casas medio destruídas, y pobreza. Mucha pobreza. Veo mendigos por el camino, lisiados, niños sucios. Esta no es la bienvenida que esperaba, aunque sólo estamos en la periferia de la ciudad, al pie de las montañas que pronto se cubrirán de nieve. Hace calor y el conductor señala a lo lejos unos edificios altos, más modernos. Creo entenderle que allí está mi hotel, y no puedo esperar a encerrarme en mi habitación y encender el aire acondicionado.
No sé mucho de Kabul, apenas he mirado por encima la guía turística (por llamarla de alguna manera) que adquirí en el aeropuerto. Sólo sé que tengo dos días para familiarizarme con la ciudad y después comenzaré mi trabajo. Lo que no querían decirme en la emisora de la que provengo es que estoy aquí para cubrir el puesto dejado vacante por mi predecesor, víctima improvisada de una bala perdida de no se sabe qué ejército. Dicen que en Kabul la lluvia de balas es mayor que la pluvial.
El hotel no es ninguna maravilla, bastante básico. Hay aire acondicionado pero funciona a ratos. La nevera de la habitación está vacía. La televisión no tiene más que un canal. Las sábanas están remendadas y las toallas tienen agujeros. En recepción me dicen que el agua está racionada y sólo es disponible unas pocas horas al día, principalmente a primera hora de la mañana y al atardecer.
Me duele el cuerpo. Me duelen las muelas. Antes de venir, fui al dentista. Quería hacerme un pequeño arreglo, por si acaso... Y siento las efímeras molestias derivadas más de mi cansancio que del trasiego de mi boca. Tengo sed.

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Estoy corriendo por una polvorienta carretera. A mi lado, cámara al hombro, corre Juancho, que había sido el compañero inseparable de mi antecesor en estas áridas tierras. Acabamos de caer en una emboscada. Delante nuestra iba un camión americano que literalmente ha saltado en el aire ante nuestros ojos. Tenemos que correr... correr de las balas que nos persiguen, de los gritos endemoniados detrás de las armas. Correr del horror.
Caigo.

Todo está oscuro. Me duelen los hombros, los codos, las muñecas, el abdomen, las piernas. Estoy atada a una incómoda silla de metal, mis manos en la espalda, la boca amordazada. Creo que me han pegado. Sí. Puedo sentir el sabor agridulce de mi propia sangre, el olor ácido. Me he hecho pis. No sé cuánto tiempo llevo aquí, sumida en esta oscuridad. Ahora noto que me duele la nariz. Creo que está rota. Apenas si puedo abrir un ojo. No... no está oscuro. Simplemente tenía los ojos cerrados. Los abro y veo el rostro del horror, el de mi torturador, que sonríe sin dientes, con una cara arrugada y tan polvorienta como el camino por el que corríamos despavoridos. ¿Dónde esta Juancho? Quiero preguntar, pero no puedo emitir sonido. Tengo la garganta seca como la suela de un zapato. El desdentado me está diciendo algo. No le entiendo. Su inglés es pésimo... Me arranca la mordaza y me abofetea con fuerza. Creo que estaba perdiendo el conocimiento de nuevo. Se aleja hacia la puerta, que está frente a mí, a sólo un par de metros, y a la vez tan lejos, y llama a alguien.
Otro hombre entra. Es alto. Lleva pantalones militares, túnica y un turbante blanco. Huele a sudor. Me habla. Su inglés es pasable. Me pregunta cosas que no comprendo, cosas que no sé. Intento explicarle que no pertenezco al ejército americano, que soy periodista, corresponsal en Kabul. Se ríe, dice que no es estúpido, que soy una perra infiel y sucia, y vuelve a abofetarme. Saca del bolsillo un cigarro y lo enciende. Le digo que no es de buen musulmán fumar y se ríe en mi cara. Pequeñas gotas de saliva alcanzan mi rostro y siento deseos de vomitar. De hecho no puedo detener la náusea, intento girar la cabeza hacia la derecha y una bilis atraviesa mis labios con un espasmo feroz. El hombre vuelve a reir y escupe a sus pies. Me coge por el cabello, me hace mirarle. Me cuesta respirar. Creo que voy a vomitar de nuevo, pero logro contenerme. Me echa el humo apestoso a la cara y con el cigarrillo entre los dedos, lo acerca a la piel de mi escote. Hunde la llama en mi piel y grito. Dios, el dolor es insoportable. Me tira de la pechera, hasta que la tela cede y me arranca el sujetador. Esta vez hunde el cigarrillo cerca del pezón derecho y el dolor es tan lacerante que creo que me voy a desmayar, pero ni siquiera me da tiempo. He caído de la silla. No. Me ha tirado. Me ha abofeteado con tal fuerza que he ido a parar al suelo, casi al otro lado de la pequeña habitación, volando con silla y todo. Con la lengua me toco los dientes. No están flojos.
El desconocido planea sobre mí como un halcón. Se asegura de que estoy consciente. Llama a un par de sus secuaces y me levantan. Deshacen la cuerda que ata mis manos y me sujetan por los brazos. Soy como una muñeca de trapo.
Siento el puño en mi estómago. Duro, opresivo. Me doblo hacia adelante pero me coge por el cuello. No puedo respirar... no puedo... Me arranca el resto de la ropa. Los tres hombres ríen, sus miradas lascivas recorriendo mi magullado cuerpo. Me tiran a un rincón y el que ha apagado los cigarrillos en mi pecho asegura que va a volver. Se toca la entrepierna y dice que voy a pasar un buen rato.
Papá tenía razón. Mientras descargo mis lágrimas en el sucio y frío suelo me doy cuenta de que nunca habría sido una buena espía. Tengo miedo. Tengo miedo y me duele todo, y no creo ser capaz de soportar más dolor. Si tuviera algo que decir lo diría, pero sólo llevo un par de días en Kabul, no conozco a nadie más que a Juancho y no tengo información de ningún tipo, mucho menos algo que pueda servir a estos mercenarios.
Oigo los pasos por el pasillo, no me queda mucho tiempo. No voy a consentir que sus manos me toquen, que su cuerpo horade el mío. Me llevo las manos a la cara y me doy cuenta de que tengo el brazo izquierdo roto. No es más una pieza de la marioneta que soy, sin vida.
Introduzco los dedos de la mano derecha en mi boca, tanteo los dientes. La falsa corona se desprende tal y como el doctor Karpov me enseñó a hacerlo. En su interior se aloja una diminuta cápsula con cianuro. Papá me había hablado de estas píldoras durante toda mi infancia, uno de los métodos más efectivos entre los espías rusos para salvaguardar los secretos de su patria.
Creo que, en el fondo, habría sido un buen agente secreto. Muerdo la pastilla... El miedo se ha esfumado.

sábado, 13 de septiembre de 2008

GAY PRIDE PARADE en LIMERICK



Hoy ha tenido lugar en Limerick la cabalgata gay como colofón de la Semana I Love Limerick, que se organiza cada año (este es el segundo o tercer año tan sólo, creo), y aunque no eran muchos, han hecho ruido.
Con la organización de Rainbow, la asociacion de apoyo gay, la cabalgata ha salido desde detrás de mi casa, junto al parque y ha bajado por la calle donde se encuentra Leamy House, la que fuera escuela de Frank McCourt y hoy convertida en edificios de oficina donde se aloja precisamente Rainbow. Me ha hecho gracia ver salir a cuatro Drag Queens con pinta verbenera, por lo que declaro que oficialmente Leamy House es hoy Lumi House, jejeje.



Abrían el cortejo las reinonas del escenario gay, seguidas de una banda que ha amenizado el camino a ritmo de batucada.





Un recorrido cortito, donde ni siquiera han cortado el tráfico. Han salido poco después de la una de la tarde y a las dos han regresado por mi calle, por lo que he corrido a la ventana a sacar algunas fotos más. Muchas caras conocidas:



El de la camisa gris es Kieran, trabaja en la Seguridad Social, un cacho de pan sin pelo. El de detrás que me mira sonriente y que está en la siguiente instantánea también, es James, mi ex manager cuando trabajé en Bootlegger's.



Ha sido bonito y colorido en un día, por lo demás, gris. Y cómo no, ese autobús descapotable con esos marineritos a lo Jean Paul Gaultier... ¡Y tantas caras conocidas!





Cerraban la cabalgata los Jóvenes Socialistas, portando una pancarta con el emblema de su grupo, pero no me ha dado la gana hacerles fotos porque no entiendo por qué se apuntan a cualquier bombardeo... Por eso os dejo unos globitos y unas flores rosas...


Y ahora ya sabéis que el día del Orgullo Gay no se celebra en Limerick en las mismas fechas que en España o el resto del mundo. Y las celebraciones de esta semana de I Love Limerick concluyen mañana, hay una fiesta Mardi Gras esta noche y mientras escribo esto puedo oir la música procedente de Lumi House (jeje) donde estan celebrando una barbacoa. Juro que soy capaz de olerla desde aquí...

viernes, 12 de septiembre de 2008

EL DISCO DE CHANQUETE



Tal y como hicieran Pancho y Javi tras el éxito de Verano Azul, y tratando de exprimir aún más la popularidad de la serie, algún "iluminado" pensó que sería una excelente idea que Antonio Ferrandis, más conocido por aquel entonces como "Chanquete" grabase un disco con algunas melodías de temática marinera. El primer single, "Qué Bonito es Navegar" es archiconocido, a pesar de que el desaparecido Ferrandis no tenía precisamente voz de tenor. Aún así, le salva, quizá, el maravilloso coro de voces infantiles (algunos de los Nins).

El autor de los temas, A. Parera, contactó el estudio de M. Minguella para proveerse de un número de niños con voces altamente cualificadas para acompañar al actor-cantante. Con un mes de plazo para comenzar la grabación y que no interfiriese con su programa escolar, quedó estipulado que el proyecto se llevaría a cabo en Junio, y se escogió las voces que a su criterio encajarían mejor con el disco "un tanto complicado" que había descrito Parera. Lo que nadie podía imaginar fue el nivel de tesitura de las voces, las altas notas de sorprano requeridas para unas voces infantiles que sólo se podían considerar como "un disparate", ya que los niños no deberían sobrepasar unas notas determinadas en un sentido u otro.
Tras algunos ensayos, se reunieron en el estudio Perpinyá de Barcelona, donde el maestro Perera había ya dirigido a la orquesta y ahora se debían añadir las voces, tomando él la pauta con Antonio mientras la experta pedagoga y directora dirigía a los niños y les calmaba asegurándoles que todo iría bien, mientras la procesión iba por dentro. A. Perera era un profesional muy exigente y nunca antes había trabajado con niños.
Y como era de esperar siempre que los Nins están presentes, las anécdotas no podían faltar. Excitados al ver a su ídolo televisivo en carne y hueso, los niños le pidieron autógrafos, a lo que Chanquete, entre risas, les dijo que debía ser al contrario, pues los famosos con discos en las tiendas eran ellos, mientras él no había grabado nada nunca e iban a ser compañeros de trabajo. Aún así, siempre haciendo alarde de su simpatía, y ante la petición de su directora para tenerlos contentos, los obsequió con una fotografía dedicada, como la de la foto inferior.


La grabación se llevó a cabo bajo la mirada de póker del maestro Perera, que no dejaba traslucir si todo iba bien o si por el contrario no estaba satisfecho con los resultados. Pero todo transcurrió con normalidad, en un disco bastante bien producido y que satisfizo a todos los participantes, aunque como bien dice Marta, "Fue más bien una comedia musical, Chanquete estuvo muy bien siempre, dándonos ánimos y pidiendo que le animásemos cuando le tocaba cantar a él."
La presentación tuvo lugar en un teatro barcelonés, con presencia de la prensa y del propio Ferrandis y los Nins. Lo que muchos no saben es que posteriormente la discográfica eligiría un grupo de niñas, a las que bautizaría como "Chicles" y que a partir de ahí, y vestidas de igual modo que los componentes originales, harían playback de todos los temas, a pesar de las protestas de Antonio y de los niños implicados. Chicles pasaría a la memoria musical infantil como los intérpretes del disco de Chanquete y serían un Milli Vanilli más de la voraz industria discográfica.

jueves, 11 de septiembre de 2008

SIETE AÑOS YA...

No me voy a repetir en lo que ya dije el año pasado, para quien no lo haya leído, puede hacerlo pinchando aquí, y si tenéis algo que decir, podéis dejar vuestra comentario más abajo...

miércoles, 10 de septiembre de 2008

LA REINA DEL PAY-PAY

Ecos de un pasado no tan lejano...




... en esos tiempos donde las chicas como yo no iban a ciertos sitios...

Y si sólo por ver las calles que correteé de pequeña...

interior del Pay-Pay, foto de Charo Barrios

LONELINESS

A veces... A veces se hace difícil seguir aquí, sonriendo como una estatua, como un retrato indeleble, como si no pasara nada. Se hace cuesta arriba, en solitario, acallando los sollozos que brotan sin provocación.

Es difícil. Es difícil convivir con la soledad de uno mismo, ver pasar el día a día y rememorar lo que fue pero no será de nuevo. Me siento sola. Acompañada, amada, en aparente felicididad. ¿De qué me quejo? Lo tengo todo. Pero en el fondo... en el fondo no tengo nada. Mas sí, lo tengo todo.

Y sin embargo, lo mas mínimo abre el fluido de lágrimas que no cesarán porque a veces son necesarias, las lágrimas que me recuerdan lo que soy y por qué.

Las lágrimas instigadas por una canción, por un sonido, por el olor que desprende un viejo jabón olvidado al fondo de un cajón, entre camisetas o calcetines rotos. Las lágrimas que despiertan empecinados granos de arena de playa en el rincón más recóndito de una desgastada mochila. Las lágrimas que surgen de la nada, al oir palabras sin sentido para los demás, para el aturdido voyeur de mi vida imprecisa: Pay-Pay, Pópulo, Arco de la Rosa, Viña, Mentidero, Torre, torre, torre aquí y allá, Baños del Carmen, ¡ay mi Alameda!

Tengo casa sin tener un hogar, tengo dinero en el bolsillo y me siento pobre, perdida en esta selva de gente que no conozco, de rostros blancos y fríos que me miran sin ver. Hoy tengo hambre y no estoy hambrienta. Hambre de ser, entera, viva, vibrante.


Ansia de volar. Sin lágrimas. Porque es duro vivir.

EL BOTE DE DETERGENTE (El Rincón de Lar)

Los Botes de Colón fueron multiuso en casa. En casi todas las casas, imagino. En casa de la abuela, servían para almacenar los juguetes y "tesoritos" durante el día, y por la noche, cuando crecí, se interponían entre los dos sillones que, colocados juntos, me servian de lecho, para que cupiese la elongación de mis piernas, sosteniendo así el colchon de espuma sobre el que se hacía mi improvisada cama los fines de semana.

En los botes de Colón guardaba los viejos "taquitos" que habían sido los juguetes de mi tío de pequeño. Los bauticé como "taquitos" porque eran tacos de madera pintados en azul, verde, rosa, rojo, amarillo... de diferentes formas. Había trapecios pequeños, de unos dos centímetros, y barras de diez, cinco y tres centímetros de largo. Había triángulos, arcos, semiarcos... y con todos ellos alimentaba mi imaginación y creaba desde ruinas griegas a sofisticadeas edificaciones de endeble arquitectura, cuyos habitantes serían los otros pobladores del bote de cartón fuerte: los "conboys de a peseta", figuritas de plástico monocolor representando vaqueros, indios, caballos, y también tenía una surtida granja de animales varios, en su mayoría olvidadas figuritas de un belén en miniatura.
Guardaba allí también entre mis preciados tesoros, algunos mantelitos caseros, hechos por mi abuela, con los que hacía imaginarios picnics, tres bolas auténticas de billar (¿o eran cuatro), en blanco y rojo, pulidas y brillantes. Un bolso viejo de mi abuela que me serviría para mis juegos de rol, de charol ajado y asa media rota que por nada del mundo dejaba que tirase a la basura. Tenía también un joyerito de metal con una imagen del siglo XII en la tapa, con el espejo medio suelto y una pata rota. Una cajita de latón de la familia Telerín, que ahora alojaba cromos troquelados y antes había tenido un suculento membrillo en su interior. Tenía antiguos juegos de mi madre, como aquel que consistía en un palo de madera con una cuerda de la que colgaba una bola pesada con un agujero, y que debía ensartarse certeramente en la punta afilada del palitroque. Y tenía una cuerda para saltar, y otra cuerda corta, con dos bolas a los extremos que servían para golpearse rítmicamente a sí mismas, pero yo, siendo tan bruta y machorra como era en aquellos tiempos, lo utilizaba como arma letal karateka (creo que mi tío me llevó demasiadas veces a ver a Bruce Lee en el Cine Caleta), y algunos martillos de Carnaval que nunca me dejaban usar en carnavales y que ahora me parece que están prohibidos.
Bucear cada semana en los botes era mi pasatiempo favorito, ya que mis juguetes más usados siempre estaban arriba, pero mirar que había en el fondo, descubrir algun objeto olvidado largamente... eso no tenía precio.
¿Y vosotr@s? ¿Que guardábais en los botes de Colón, Elena o Daz?

lunes, 8 de septiembre de 2008

HOY NO HAY MAÑANA


Ya no estaré aquí cuando leas estas palabras. Mañana no despertaré a la soledad de unas sábanas arrugadas y desiertas. Con el corazón roto por tu marcha, mi cuerpo sólo es una crisálida que ansía paz. Apenas si he dormido desde que te fuiste, amparado en las sombras del crepúsculo y el repiqueteo vespertino de la llovizna de Abril. Me dejaste aquí, pensando, llorándote, tratando de trazar el plan de una vida que no tiene sentido sin ti.
Hallarán la carcasa vacía de ese mi cuerpo desnudo allí donde quedó, en esa cama que compartimos durante años, amándonos hasta el alba, arañando las horas como si fueran las últimas en el pisito medio amueblado que fue nuestro refugio de amor.
Mas mi alma se habrá esfumado.
Habrá escapado sibilina por las rendijas de muros invisibles, de fronteras imaginarias, y se elevará sobre los altos edificios, planeando sobre los verdes prados en cuya hierba retozamos como infantes.
Te encontraré. Cueste lo que cueste. Me convertiré en la sombra invisible que te acompañará por el resto de tus días. Seré el fantasma lacónico de tus noches de imsomnia, el eco silencioso de tus momentos de hastío. Seré tú, y seré yo, y verás mis ojos reflejados en los tuyos, y sabrás que no te he abandonado.
Seré como el alma en pena de aquella absurda canción que tantas veces te obligué escuchar, y seré el rumor en tus pensamientos cuando creas que ya no oyes nada. Seré el aroma añejo que traiga recuerdos de tus nostalgias pasajeras, seré el haz de luz del faro que ilumine tu despertar.
Seré, soy, parte de ti, de tus sueños, de tu vida, de tu piel, de tus anhelos.
Me voy. Es tarde ya, he de retirarme al escenario cálido de mi último adiós. Me voy, pero volveré.
Contigo.
Siempre.
En ti.

LA NIÑA DE LA CRIPTA (El Rincón de Lar)


Confieso que llevo más de dos horas tratando de verificar mi historia y, por una vez, San Google me ha fallado. No he hallado ni un ápice de información sobre el cuerpecito diminuto que yace en la cripta de la Catedral de Cádiz, objeto de muchas de mis pesadillas infantiles.
La primera vez que oí hablar de ella fue de boca de Astrid. Para entonces ya había aprendido a no creerme demasiado la mitad de las cosas que me contaba con su voz de cazalla, pero una mañana de sábado, paseando ya al final de la Alameda, cerca del Baluarte de la Candelaria, me habló del cuerpo incorrupto de una niña que descansaba en el interior del Gobierno Militar, un edificio de estilo neoclásico que tenía dos pesados cañones junto a la puerta de entrada. Yo no la creí y me instó a ir a verla, ya que estábamos allí. Sin embargo, no estaba en su interior. Quizá la han trasladado para "restaurarla", me dijo.
Pregunté a mi abuela sobre ello. La abuela sabía mucho de ciertas cosas, aunque de otras no supiera absolutamente nada. Los temas religiosos eran tabú en casa, los milagros simplemente eran un invento de la Iglesia Católica según mi protestante abuelo, y todo aquello una sarta de mentiras y falacias, un muñeco de cera "relleno", que diría el abuelo. Así que la abuela me contaba cosas sentadas en el escalón junto a la cocina, mientras nos tomábamos un poquito de membrillo fresquito o un helado Frigo Dedo.
Me contó que no estaba en el Gobierno Militar sino en la Catedral, en una urna chiquita, vestida de blanco como una novia, y que era una niña tan pía y tan creyente que gustaba de ir a rezar a la Catedral a diario, donde un buen día le dio un infarto y se quedó pajarito. Y por respeto, por mostrarle el cariño que la Catedral tenía a tanta devoción, se la dejó allí, ya que al parecer la niña no se descomponía ni a la de tres y su cuerpo estaba intacto.
Ni qué decir tiene que la historia me cautivó y me asustó al mismo tiempo. Niñas que sufren síncopes mortales por ir a rezar (si al final iba a tener razón el abuelo), momias incorruptas, uñas y pelos que crecen aún después de muerta.


En cuanto pude fui a la Catedral, pero por más vueltas que di, allí no había ni urna, ni cofre, ni una triste lápida con un nombre de niña (por más que no sé el nombre de la chiquilla). Tonta de mí, jamás visité el entonces museo de la Catedral, hoy trasladado íntegramente con todo su tesoro a un edificio contiguo, la Casa de la Contaduría, junto al Teatro Romano (¡Cádiz trimilenaria!), porque a veces en invierno se inundaba y sus horarios eran muy restringidos. Sucede que el museo y la cripta de la Catedral se encuentran bajo el nivel del mar, lo que le da una resonancia bastante peculiar, y un eco muy particular. Y una humedad de mil pares...
Y lo que sucede con todas estas cosas es que uno crece y se olvidan. Allá en el último rincón de mi cerebro se quedó la leyenda, ya pensando que todo eran cuentos, una de esas leyendas urbanas o una de aquellas románticas tan ligadas a la historia de mi ciudad. No fue hasta que llevé al guiri de vacaciones en Septiembre del 2002, o quizá del 2003, que visitamos la Catedral y bajamos a la cripta, donde muy ufana yo, trataba de explicar quiénes habían sido Manuel de Falla y José María Pemán, enterrados allí y totalmente desconocidos para un guiri de pro no familiarizado con la cultura española, mucho menos con la glorificación gaditana de nuestros mitos musicales o de las letras. Y de repente la vi allí. Chiquitina, con su trajecito... ¿blanco? con su maraña de rizos y su piel oscura, apergaminada casi.
Al fin nos encontrabamos. Quedé extasiada, con el escalofrío que me producen las catacumbas, criptas y lugares de techos bajos y humedades profundas, debido a mi ligera claustrofobia, que en el mejor de los casos y por periodos cortos, puedo controlar toalmente. Pero allí, mirando aquel diminuto cuerpo, me olvidé de cualquier ansia de salir a la luz diurna y a la brisa fresca del mar del Campo del Sur.
Pero, siendo la Catedral lugar de culto, no hay mucha gente alrededor a la que preguntar, sólo el chico de la ventanilla para subir a la torre mirador, y siendo joven y con cara de panoli, ni se me ocurrió preguntarle. Creo que más tarde se lo comenté a mi madre, porque mi abuela ya casi no se acuerda ni de dónde vive, pero fue otra historia la que me contó, y no la recuerdo, que no tenía misterio alguno, ni el sabor de los relatos de la abuela, verdaderos o no.
Tal vez ni siquiera es una niña, ¿encogen las momias?. Cuando vaya a Cádiz trataré, de una vez por todas, de solventar este enigma. A no ser, claro está, que mis "corresponsales de guerra" se presten a tal misión y yo pueda cerrar capítulo para siempre.
En cualquier caso, sé que esta noche soñaré con ella, con sus ojos cerrados, con su cabello de bucles dorados y con el rumor de las olas lamiendo la piedra ostionera de la Catedral, arrullando con su vaivén el sueño eterno de la misteriosa niña de la cripta.

Más aquí: http://candela123.blogspot.ie/2010/03/la-famosa-nina-de-la-cripta.html

sábado, 6 de septiembre de 2008

LA ENTRADA DE BRUNO EN NINS: TERCERA FORMACION

Siguiendo con nuestros posts dedicados al Grupo Nins, nos habíamos quedado en la Segunda Formación, compuesta por Agustín Huertas, Manuel Cardona, Mónica Torrens, Laura Pérez y Angelita y Fina Montuenga.
Corría el mes de Octubre de 1979 y al grupo se suma un nuevo miembro, Bruno, que sustituiría a Manuel. Su primera actuación en directo sería junto a Parchís y El Conseguidor en el Palacio de Deportes de Barcelona, aunque ya había actuado previamente en radio y TVE. Esta actuación tuvo lugar durante varios días en sesión de mañana y tarde.
De esta manera, la Tercera Formación quedaría consolidada con: Agustín, Bruno, Mónica, Laura, Fina y Angelita, una formación que, junto con la siguiente, a la que se uniría Alex en sustitución de Agustin, es una de las que se lleva la palma en cuanto a anécdotas y desventuras, incluyendo un aparatoso accidente de coche y algunos incidentes con el Aromán. Segun M. Minguella, la directora del grupo, Bruno se llevaba la medalla a la hora de las travesuras, en especial una que incluyó cierta ducha en medio de la noche, vestido completamente (y que contaré en otro post).
Una de las anécdotas más divertidas de esta etapa de Nins es la que se refiere a la grabación del spot y promoción del Aromán. A su directora la contactan los promotores del juguete y le dicen que, tras estudiar los grupos infantiles en el mercado musical en esos momentos, les parece que el más adecuado para su campaña es Nins, y se les ofrece la grabación de un anuncio y la creación de un tema para promocionar el juguete. Tras numerosas reuniones, se decidió que el anuncio se grabaría en el Parque de Atracciones de Montjuic y les dieron unos aros para que los niños practicasen.


Escogido el vestuario, con los niños en posesión de sus aros y a pocos días del rodaje, Marta se da cuenta de qué poco caso hacen del juguete y que éstos le daban largas en su uso y práctica, por lo que las dudas comienzan a asaltarla y telefonea a los directivos para preguntar qué clase de aceptación ha tenido el aro en el extranjero (ya que allí se había promocionado con anterioridad), y cuál era el baremo de ventas y facilidad de uso, etc.
Pero los Nins no tenían ningún interés en el dichoso arito, y llegado el día de la grabación, y ya en el coche camino de Montjuic, uno de los niños pregunta inocentemente:
-"¿Cómo haremos con el aro?¿Qué pasará si no sabemos?", y su directora, a sabiendas de que no tenían ni "puñetera" idea de cómo utilizarlo, y probablemente más nerviosa que ellos sólo atinaba a responder:
-"Ah, bue... si es facilísimo, ya veréis que todo sale bien".

Al llegar a Montjuic encuentran la montaña vallada, todo listo para el spot. Esto es, todo listo excepto los niños. Literalmente temblando de miedo en sus caravanas a modo de camerino, llegan los del equipo, entusiasmados. "Hola, artistas, ¿qué? ¿cómo va el Aromán?". Y todos blancos como papel de fumar, aunque se asegura que no se produjo ningún desmayo... Eso sí, se instruccionó a las maquilladoras que les pusiera un poco de color en sus lívidos rostros.
Los directores del spot eran extranjeros, todo un lujo en aquellos tiempos, y los ponen en la cima de una pequeña colina con césped. La idea era que bajasen con los aros corriendo colina abajo. Marta se encomendó a todos los santos conocidos.

¡Acción!¡Toma primera!, se oye por el altavoz. Se hace el silencio... ¡Corten!
Aros por el suelo, niños con cara de circunstancias... Repiten la toma y sucede lo mismo. Su directora se llena de valor, se acerca al directivo de Aromán y le explica que un par de niños no se encuentran demasiado bien, que si podrían dejarlos un momento a solas para que se calmen. Deciden hacer una pausa y marcharse a desayunar y ella entonces se enfrenta al grupo. Con precisión militar los pone a practicar a cada uno en un rincón durante media hora hasta que le cogieran el truco.

La grabación se llevó a cabo sin problema alguno, aunque cuenta la leyenda que la reprimenda posterior en el coche de vuelta a casa fue espectacular...

Sin embargo, también hubo episodios en las aventuras de estos Nins que podrían haber acabado en tragedia, como es el caso del accidente de coche que tuvo lugar en la calle Belmes de Barcelona, poco después del rodaje de este spot, cuando con sus merecidas remuneraciones (ni su directora ni Nins cobraban por sus actuaciones ni grabaciones discográficas, pero este era un comercial por contrato), habían realizado una compra en una juguetería de bicicletas, coches teredirigidos, muñecas y otros juguetes, y tras una suculenta merienda, se dirigían a sus hogares.
Al parecer un coche robado y perseguido por la policía se empotró contra el coche parado en un semáforo y conducido por Marta. Las puertas se bloquearon, dejándolos atrapados dentro antes incluso de que se diesen cuenta de lo que había sucedido. Las niñas lloraban aterrorizadas, y los niños, que guardaron la calma, las ayudaron a salir por las ventanillas. Por entonces los Nins ya eran muy conocidos y se vieron rodeados pronto de curiosos y de patrullas policiales y ambulancias que les trasladaron al hospital sin dilación. Tras una exhaustiva revisión, salieron bien parados: algunas contusiones, un poco de shock en las criaturas, y la peor parada Angelita, que acabó con un dedo del pie roto.

Sin embargo, debido a la espectacularidad del incidente, esa noche recibieron múltiples llamadas de emisoras de radio, prensa variada y noticieros de televisión. Las versiones de la noticia eran variopintas, algunas fidedignas, otras totalmente alejadas de la realidad. Incluso Encarna, la Encarna de Noche de Antena 3, se hizo eco de la noticia, con el drama que sólo su voz sabía infundir: "No sabemos como estarán, pero han dejado de sonar las voces angelicales de nuestro pais..." Incluso hubo conexiones en directo con el hospital, horas después de que ya lo hubieran abandonado.
Al cabo de unos días tuvieron que presentarse a declarar al Palacio de Justicia, donde los asombrados jueces, fiscales y miembros de la autoridad presenciaron asombrados las declaraciones de los niños... que debían creer estar en alguna película policial americana y se interrumpían las declaraciones unos a otros, corrigiéndose con un "Nooo, eso no fue asi, sino asa...", y todo acabó en risas y Marta arrastrando de unos niños rebeldes que no querían dejar la sala.
Lecturas les dedicó una página en su revista:


Angeles y diablos, la historia interminable de unos niños incorregibles.

HISTORIAS DE LA PLAZA DE MINA (El Rincón de Lar)


En Séptimo de EGB llegó a clase una niña nueva. Se llamaba Astrid y era rubia, con ojos azules, un vestuario de escándalo y un peinado a lo Rita, la mejor amiga de Esther. Nos hicimos amigas de inmediato, aunque a veces no me gustaba su aire de superioridad sobre los demás y el modo en que te hacía sentir como una hormiga, especialmente delante de los chicos, que naturalmente siempre se decantaban por ella. Y Astrid sonreía, movía la cabeza con coquetería, les sacaba una Cocacola y los abandonaba como klinex usados.

Astrid presumía de jugar al tenis y entrenar duramente en el Club Náutico entre la Plaza de España y las Murallas de San Carlos, un lugar que yo sólo había visto desde las murallas. Era un sitio para "adinerados". Astrid vivía en un decimoprimer piso en el Paseo Marítimo, con una terraza con vistas a la vasta playa, los pisos más caros de Cádiz juto con la decadente Bahía Blanca.
No fue hasta muchos años después que me enteré que aquel pisazo de lujo era alquilado y que apenas se lo podían permitir, que su madre era la limpiadora del Club Náutico y su padre estaba en paro, sobreviviendo con los "trabajillos" que le iban saliendo, uno de ellos, mantener la piscina del Club. Si a Astrid se le permitía entrenar en las privilegiadas pistas del Náutico era porque todos los empleados podían utilizar algunas de las instalaciones.


Y Astrid, a veces, se inventaba historias para hacer aún más interesante su "engalanada" vida. Una tarde quedamos en la Plaza de Mina, no recuerdo si con intención de visitar el museo o de ir a la Librería Mignón, donde comprábamos comics y libros de rebajas. Debíamos tener trece años. Astrid llegó excitada.

-"Acabo de venir de La Casa de las Muñecas" -me dijo elevando al cielo sus ojos celestes.
-"Querrás decir del a Casa de los Espejos" -dije, sabiendo de lo que me hablaba.
-"No, la Casa de las Muñecas. Está ahí al lado, en una de las calles que llevan a la Alameda. ¿Te la enseño?"
-"Bueno" -me encogí de hombros-. "¿Y qué hay en esa casa?"
-"Muñecas, muñecas por todas partes. La casa está deshabitada. No vive nadie desde hace siglos. Y podemos coger alguna muñeca, si quieres."


No caminamos muy lejos. Entramos en un patio desierto, con algunas macetas descuidadas y paredes encaladas hacía ya tanto tiempo que el blanco se caía a jirones. Había desconchones en los muros, hojas secas junto a las escaleras y, mirando hacia arriba, sólo cierros cerrados, valga la redundancia, a cal y canto. Ni el murmullo lejano de una radio, ni una televisión, sólo silencio. Ese silencio que da escalofríos y no presagia nada bueno.


La escalera que subía hacia las oscuridades del primer piso estaban en penumbra, pero el interruptor de la luz no funcionaba, claro. Si la casa estaba deshabitada, era completamente lógico que hubieran cortado la electricidad, lo que no me explicaba era por qué la puerta de la calle estaba abierta de par en par, sin más. Según Astrid, era porque sus habitantes se habían ido precipitadamente.

Yo aún no había visto ninguna muñeca. Subimos los tres pisos, con dos puertas en cada uno. La de la azotea estaba cerrada.

-"¿Dónde están las muñecas"-pregunté.
-"Dentro de los pisos"-contestó- "Vamos, en el primer piso están las puertas abiertas."


La seguí de nuevo escalones abajo, en aquellas sombras de la tarde de septiembre. En el rellano del primer piso, mientras ella escrutinaba el terreno a través de la cerradura enorme de la puerta B, yo tiraba del pomo de la puerta A, sin éxito.

-"Está cerrada" -murmuré. No me dio tiempo a decir nada más. La puerta se abrió de golpe y una señora en bata de flores, pelo gris recogido en un moño y gafas plateadas me aferró del brazo con su huesuda mano.

-"¿Quiénes sois"¿Qué estáis haciendo?" -gritó.
-"Yo.. yo.. Creíamos que la casa estaba deshabitada..." -repliqué, temblando como un flan.
-"¿Deshabitada? ¡Yo sé lo que sois!¡Ladronas! ¡Ladronas!¡Voy a llamara a la policía!¡Gamberras!"


Me deshice de su garra y Astrid y yo corrimos escaleras abajo, sin detenernos hasta llegar a la Plaza de Mina. Astrid se echó en el banco de mármol muerta de risa.

-"¡Mentirosa!" -le grité- "¡La casa no estaba vacía!" -y aunque a ella la broma la tenía partida de la risa, maldita la gracia que me hizo a mí. Temía que aquella señora de bata y zapatillas me viera un día por la calle, con mi madre o con mi abuela y me señalara públicamente por haber tratado de entrar en su casa. Las palabras "ladrona" "allanamiento de morada" y "policía" sonaban en mis oídos de manera acusadora. Duraneaños evité pasar por aquella calle, temerosa de ser reconocida.


Esa tarde Astrid me presentó a un chico que había conocido allí en la plaza pocos días antes. Se llamaba Javi y aunque tenía media paleta rota, a mí me pareció guapísimo. Ni qué decir tiene que yo era totalmente invisible a sus ojos verdes. Pronto sería su cumpleaños y Astrid y yo fuimos a la Plaza de la Catedral, al mercadillo que se ponía allí en las mañanas de verano, a comprarle un regalo con nuestra pingüe paga. Le compramos un bolígrafo de forma femenina, una muñequera (Javi practicaba algún tipo de deporte, que me áspen si me acuerdo), y un poster de alguna cantante pop de la época. A Javi no le volvimos a ver y Astrid se quedó con el boli y el poster y yo con la muñequera, todo un artículo de moda junto con la bandana, como los llevaban los personajes de Fama.

Quedaban pocos días para comenzar el nuevo curso, y tratábamos de aprovechar nuestros últimas horas de asueto al máximo. En breve comenzaríamos Primero de BUP, nos sentíamos muy mayores y ya nos habían dicho que no iba a ser tan fácil como la EGB. A Astrid y a mí nos separarían de clase porque había tres cursos de primero, divididos en orden alfabético conforme a los apellidos de las alumnas. Yo estaría en A porque mi apellido empezaba por B y ella estaría en clase B porque su apellido empezaba por H.

Una tarde, mientras esperaba a Astrid, que siempre llegaba tarde, y a Javi, que no apareció, un señor se acerco a mí. Entonces me pareció muy mayor, rondando la cincuentena o quizás más, pero pensando en frío, el hombre no debía tener más de cuarenta. Me preguntó qué hacía allí tan solita. Le dije que esperaba a una amiga, balanceando mis piernas con incomodidad. No me gustaba que tipos como él me hablaran. Aunque eran otros tiempos, también estábamos alerta de hombres así, no era nada nuevo. Intentó entablar una conversacion aparentemente inocente, "¿Qué edad tienes? ¿Cuándo empiezas el cole?¿Qué curso empiezas?". Se marchó con la llegada de Astrid.
El nuevo curso comenzó en el Amor de Dios de Marconi. Aunque todas las clases nos las daban las hermanas, la de religión y las misas nos las daba el Padre Félix. Aquel señor de la Plaza de Mina que pareció no reconocerme durante los nueve meses que no me dio clase, porque amparada en mi "status" de Protestante, me libraba de las mismas (las cosas que se aprenden al tener una compañera en clase a la que le importaba su religión).


Astrid y yo nos distanciamos con los años, principalmente porque yo empecé a abrir los ojos y ella se quedó anclada en aquel mundo de fantasía que se había llegado a creer.


Al Padre Félix nunca más lo vi.


viernes, 5 de septiembre de 2008

LO QUE EL RIO LLEVA...


Cayó al río ya muerto.

Su espina se había partido en dos, sin esperanza de supervivencia. Voló de mi mano con una violenta ráfaga de viento, llevándome casi a rastras como una Mary Poppins cualquiera, dejándome en la acera del puente sin protección alguna.

El paraguas se volteó como la falda de Marylin, tuve que dejarlo ir para no perecer con él. Cayó al río revuelto cargado de agua, su esqueleto deforme bailando entre la corriente. Su cadáver se alejó, sumado a otros muchos, polucionando el ya de por sí sucio Shannon, buscando la desembocadura del mar que no le devolverá la vida, pero quizá le lleve a orillas más lejanas.
No es el primero, ni será el último. He sido testigo de muchos otros asesinatos a manos del inclemente tiempo de Limerick, secuestrador incansable, psicópata, asesino en serie.

No era mi primer paraguas, sino el quinto de este año, con su color vino, su manilla de plástico barato negro.


¿Cuántos más tendrán que caer, oh, cuántos?


Sigue lloviendo en esta tarde gris...

COSAS QUE ME DAN MUCHO MIEDITO

Me da miedo esta foto de David Hasselhoff, así, como Dios lo trajo al mundo, con unos inocentes cachorrillos cubriendo sus partes pudendas. Pero hombre de Dios... ¿en qué caraj... estabas pensando???



Me dan miedo los payasos de cualquier clase (excepto los de la Tele). Pero en especial, Ronald MacDonald, los del Micolor o como quiera que se llame la marca, y los que habitan en Moncloa. Stephen King escribió su novela It pensando en mí.

Me dan miedo las Yurenas o Tamaras de este mundo. O Ambar. O María del Mar, o el nombrecito de turno que le guste usar. ¿O acaso me dan pena por el patetismo? Desde que vi su foto en internet mientras buscaba algo que en absoluto tenía que ver con ella, me topé con una foto reciente. Claro que al David lo encontré buscando Castillos. ¿Coño es esto? Si al final tengo yo razón y era un tío... aunque el de las verduras aún me da mas yuyu...
Me han dicho que tiene (o tenía) un bar en Malasaña, todo será llevar al guiri y ver la cara que pone, jejee. Aún no se ha recuperado del día que lo llevé al Ajo (ya contaré esa historia).



Mucho miedito me da la velocidad a la que se reproducen estos scumbags:


Y sobre todo, me da miedo despertarme una mañana y verlos a todos juntos a los pies de la cama y darme cuenta de que no es ninguna pesadilla...

LLUEVE (OH, ¿Y QUE MAS? SAME SHIT, DIFFERENT DAY)

Llueve.
Desahogate ya,
el mal momento pasará
Mientras llueve
comienza a salir
la luz del sol...
¿¿¿De verdad???
No, al contrario que en la canción de Iván, no sale el sol. Limerick ha despertado a un tiempo invernal. Lluvia torrencial, viento y... un frío más digno de Diciembre que de este otoño en el que estamos...

jueves, 4 de septiembre de 2008

LA MAQUINA DE COSER DE CHARO


Esta bonita pieza de anticuario pertenece a Charo, nuestra cocinera y corresponsal oficial en el sur de la península, que ha querido compartir con todos. Es una máquina de coser de juguete, fabricada por Sigma, la misma de las máquinas verdaderas, bajo la marca Sigma Bebé. Su base mide 22 cms de largo más la manivela, haciendo un total de 28 cms, y 15 de altura. Al parecer Charo odiaba la costura y las labores como asignatura en el colegio, lo cual no fue óbice para que disfrutara con el que se ha convertido en su juguete favorito y que pudo rescatar hace no mucho de casa de sus padres.
La máquina se la regalaron por Reyes hace ya unos cuantos años (aquí cojeamos casi tod@s del mismo pie, jeje) y tuvo para ella un especial encanto, utilizándola para fabricar vestiditos a sus muñecas preferidas (tipo bebés, y cuanto más desvalidos y estropeados, más le gustaban), con piezas de tela que le daban sus tías, modistas de pro.

"Este juguete, y los cacharritos de cocina fueron mis preferidos. Luego vinieron los libros de Heidi, Enrique de Lagardere, La Flecha Negra, y las selecciones del Rider Digest, que llegaban a casa y que me enseñaban cosas sobre política, ejércitos y pamplinas de los yankees.... ", dice Charo.
La cosedora también tiene su maletin de color rojo, que en la parte trasera posee una llavecita que al girarla, hace sonar una musiquita... "Quién teme al lobo ferez, al lobo feroz..."


"En estos tiempos, no eran normales estos juguetes entre los niños de mi barrio, y sobre todo, teniendo en cuenta nuestra clase social trabajadora. Sin embargo, mi padre siempre se tomó muy en serio lo de la fiesta de Reyes, y buscaba incluso juguetes extranjeros, que entonces traían de Marruecos, centro comercial y de intercambio internacional. El caso es que nosotros, los cuatro hermanos, siempre tuvimos los mejores juguetes, cosas que hoy no se ven, y que ya son de peor calidad.", nos explica.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

TODA LA MIERDA PA IRLANDA

Si el mes pasado casi vomité al oir la noticia de que el hijo de puta número uno de ETA (huelga nombrar a esa rata asquerosa), se paseaba impunemente por las calles de Dublin, ahora es un convicto pedófilo el que pretende asentar residencia en estos pastos verdes y, hasta hace poco, tranquilo Edén.





Gary Glitter, uno de los casi olvidos reyes del glam-rock de los setenta, rostro habitual en portadas, posters y reportajes interiores en la revista Lily y en publicaciones eminentemente musicales, que hasta hace escasas semanas cumplía condena en Vietnam por sus relaciones sexuales con niñas de 12 años, estó pensando mudarse a Irlanda, donde además de evadir tasas (los "artistas" están exentos de impuestos aquí), piensa que podrá eludir mejor a la prensa.
Lo que me extraña es que no intente mudarse a España, donde la edad de consentimiento es, precisamente, los 12 años.

Eres un viejo chocho y asqueroso.

lunes, 1 de septiembre de 2008

ESA OCTAVA MARAVILLA DEL MUNDO...

Por supuesto, uno de los lugares más emblemáticos de Nueva York es el Empire State Building, y otro día dedicaré un post a enseñaros esas magníficas vistas que pueden contemplarse desde su cima. Pero hoy, hoy os enseño su interior, que a parte de paredes de hermoso mármol, cuadros con vistas y antiguas fotos del edificio, tiene también unas vitrinas iluminadas que exponen las
Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Cuando era pequeña, soñaba con subir como King Kong hasta arriba del todo, y otear el horizonte desde el que, tras las desaparecidas Torres Gemelas, quedó relegado a un segundo puesto en cuanto a altura (ahora parece enano en comparación con lo que son las Torres Gemelas de Malaysia). Y cuando al fin cumplí mi sueño, me pareció entrar en una especie de Twilight Zone. No voy a aburriros con tecnicismos, estadísticas y datos de alturas, pero sí voy a contaros que el ascensor sube a una velocidad de 366 metros por minuto (casi ná), aunque a decir verdad, no lo notas.

Y nada más entrar en el lobby, desde la Quinta Avenida, te encuentras la imagen en relieve del edificio superimpuesta sobre un mapa del Estado de Nueva York (y naturalmente, banderitas americanas en todos los rincones disponibles).


De camino al hall desde el que se adquieren las entradas para el observatorio superior o la proyección del documental virtual que te lleva de paseo por la ciudad, se encuentra esta magnífica exposición de las Siete Maravillas del Mundo Clásico.


Los Jardines Colgantes de Babilonia- se dice que se hallaban en la ribera este del Eufrates, al sur de Bagdad en Irak. El Rey Hammurabi fue el rey más popular del reino babilonio, que floreció bajo su mandato. Su hijo, Nebuchadnezzar, es quien ordenó construir los jardines colgantes.

Nebuchadnezzar gobernó el país durante 43 años, desde el 605 a.c. Construyó una serie impresionante de templos, palacios y calles, y se dice que erigió estos jardines para hacer feliz a su esposa, Amytis, la hija del rey Medes que parece ser que sentía pasion por los espacios montañosos. Otras historias dicen que esta maravilla del mundo fue construida en realidad por la reina Siria Semiramis. Los antiguos relatos de estos jardines colgantes describe la estructura de modo escalonado. El geógrafo griego Strabo lo describe como una serie de terrazas que cuelgan unas encima de otras, descansando sobre pilares en forma de cubo que están huecos y rellenados de tierra para permitir que crezcan árboles de gran tamaño. Hata tenía un complejo sistema de irrigación, ya que esta región apenas tiene lluvias.

Las Piramides de Giza- Situadas a unas diez millas a las afueras del Cairo y las únicas supervivientes hoy en día de todas las Maravillas del Mundo Clsico, compuesta por la Pirámide de Khufu, la de Khafre y la de Menkaure, además de la Gran Esfinge, guardiana de la necrópolis.

La estatua de Zeus- en la mítica ciudad de Olimpo, se iniciaron las Olimpiadas en honor del dios de los dioses, Zeus. Se dice que la escultura de Zeus, para contentar y honorar al dios, estaba hecha de una estructura de madera recubierta de oro. La estatua de Zeus medía unos 40 pies de altura, en el templo edificado para adorarle, y su cabeza casi tocaba el techo. El mismísimo Calígula intentó llevarse la estatura a Roma pero fracasó, y en el siglo V d.c. unos griegos ricos se la llevaron a Constantinopla, donde por desgracia fue destruida por el fuego años después.



El Coloso de Rhodes-, si aún existiese hoy en día, sería uno de los artefactos más altos del mundo. El Coloso se construyó para celebrar la victoria de los Rhodianos sobre los Antagonids, y estaba situada en el puerto de la mediterránea Isla de Rhodes en Grecia, justo donde el Mediterráneo y el Mar Egeo se encuentran, y representa al dios Helios.



El Templo de Artemisa- supuestamente una de las estructuras más hermosas sobre la tierra, estaba situado en lo que hoy es la costa oeste de Turquía, a unos 50 kms al sur de Smirna.
El templo fue destruído y reconstruído varias veces, y el de Artemisa que pasó a ser una de las Siete Maravillas fue finalmente construído en el 800 a.c. cerca del río Efesos, donde Artemisa era la diosa de la fertilidad. Este templo supuestamente contenía una piedra sagrada. Fue el último de los templos dedicados a las grandes diosas que permaneció abierto en el mismo sitio bien entrada ya la era cristiana. En el 401 d.c., St. John Crisostomo lo derribó. sus restos se hallaron en una excavacion en el s. XIX.



El Mausoleo de Halicarnassus-, estaba en la ciudad de Bodrun, en el mar Egeo, al suroeste de Turquía, muy cercano al templo de Artemisa. Se construyó en memoria del rey Mausolus, casado con su propia hermana Artemisia, como era costumbre entre la realeza de Caria. Cuando el rey murió, su esposa y hermana decidió construir este monumento en su honor, en el 353 a.c.,
y permaneció allí durante dieciséis siglos, hasta que un terremoto dañó su techo y las columnas. En el S. XV los Caballeros de John de Malta utilizaron los bloques de piedra de su estructura para construir un castillo y ese fue el fin del mausoleo.

El Faro de Alejandría-, el espejo que coronaba el faro podía reflejar la luz a una distancia de más de 35 millas, y se alzaba en la antigua Isla de Pharos, ahora un promontorio del puerto de Alejandría en Egipto. Fue construido en el 280 a.c. y tenía 134 m de altura, y la mitología dice que su luz era utilizada para quemar los barcos enemigos.


Y por supuesto, la octava maravilla: El propio Empire State Building, con sus 102 pisos, completado en 1931, la estructura más alta del mundo hasta 1954. En 1950 se añade la icónica Antena de Televisión, que incrementó la altura del edificio.