miércoles, 30 de julio de 2008

FRANCO, HEIDI... Y YO (El rincón de Lar)


Cuando Franco murió yo tenía cinco años. Era Noviembre y no sé si llovería fuera. Probablemente no. Pero era periodo escolar y sí recuerdo que esa semana no tuvimos escuela. España entera detuvo su vida, no segura de dónde iría a parar.

Yo lloré cuando murió el Caudillo, lo reconozco. Lloré porque un señor mayor decidió que en ese tiempo de dolor se suprimiría la retransmisión normal en televisión y sólo se emitirían imágenes del Generalísimo, de su entierro, de su pasado, y de todo. Lloré porque me quitaron 1 Globo, 2 Globos, 3 Globos..., que era el único programa que yo veía a esa edad!!





Así que mi madre, para paliar mi desconsolada falta de programación infantil, me sentaba en el escalón que entonces dividía la cocina del lavadero y que ahora ya no está. No fue mucho tiempo después de esto que mi padre eliminó el llamado "lavadero" y extendió la cocina y cerró el balconcillo que daba al patio interior y donde aún hoy se tiende la ropa. El escalón tenía el poyete de losa de color teja y las paredes estaban alicatadas de blanco, con unos motivos grisáceos. Los cordeles del patio eran verdes. Siguen siendo verdes, aunque problablemente ya no sean los mismos. Las vecinas, en su mayoría, también son las mismas, rostros cambiados sólo por el paso de los años y la modernidad de un peinado diferente. Algunas.

En ese tiempo yo ya sabía leer bastante, pero mamá me leía en el escalón. Me leía Heidi, de Johanna Spyri, una edición comprada a través del Círculo de Lectores y cuyo color en la portada ha sido ya comido por el sol de la terraza donde ha descansado durante décadas. Es una edición de ese mismo año, 1975, supongo que comprado un par de meses antes. Y es el único recuerdo grato que guardo de mi madre ejerciendo como tal, leyendo plácida y pacientemente aquellas mágicas páginas que tanto me gustaban. Tanto como las hermosas y cuidadas ilustraciones de Ballester, en un blanco y negro que de niña no me impactaba. Ya teníamos televisión en blanco y negro y yo quería cuentos a color, pero ahora las aprecio con otros ojos.

Ojos que vieron cambiar un país gris en uno tan multicolor como los trajes de los nuevos diputados del congreso. También vi a todo color las fotografías de un hombrecillo demacrado y arrugado como un pergamino, páginas del Lecturas, o del Diez Minutos o el Hola que se regodearon con su publicación cuando pudieron libremente de ver al enano vencido.




Ni los colores de la serie de Tv pudieron acabar, no obstante, con el amor que aún hoy profeso a un libro que algún día espero leer a mis hijos, de tenerlos. Franco murió, y la serie terminó, y el libro concluyó con un sencillo FIN.

Años después mi madre recortó la foto de Franco de uno de mis viejos libros de historia escolar y la colocó en un marco, como a un tito Paco cualquiera, que a día de hoy comparte estantería con otro tirano: mi ex.
No sabría decir cuál me produce más escalofríos. Preguntar es inútil. Según mi madre, a ella Franco no le hizo ningún daño personalmente. Y creo que en parte lo hacía para fastidiar a mi abuelo, pero la otra... de la otra prefiero no hablar.

¿DONDE ESTA EL GUERRA?


Todos conocemos ¿Dónde está Wally? y la dinámica del juego, eso lo doy por sentado. Yo jugué mucho en el patio del cole, en los recreos. Incluso en clase, cuando se suponía que teníamos que embutir nuestras narices en las páginas de otros libros más didácticos.

Pero nunca me compré uno porque el personaje, con su estúpido gorrito y su jersey de rayas, simplemente me ponía de los nervios.

El que sí me compré fue este ejemplar de Ediciones B llamado ¿Dónde está el Guerra?, que hace burla y mofa no sólo del personajillo del jersey a rayas sino del antiguo Vice Presidente del Gobierno, Alfonso Guerra.

El tomito contiene diez láminas en las cuales el Guerra puede estar en cualquier sitio haciendo cualquier cosa. Puede hallarse en el Congreso, en la Expo, recibiendo al papa... Según la descripción de la contraportada... "Como no lleva Motorola, hay que localizarle visualmente, un juego! Una despiadada sátira político-social! Una pérdida lamentable de tiempo! Diez láminas de multitudes para lanzarse en busca de "El Guerra" perdido..."




La diversión, os garantizo, está asegurada. Incluso hay una página de "ejercicios" donde te dan una lista de personajes a buscar. Por ejemplo, en la imagen superior, que no está completa, pedían localizar además de al Guerra:
  • Un flechazo de amor
  • Un pabellón caníbal
  • Un asno televidente
  • Tres "coolis" cutres
  • Dos brujas con escoba
  • Un indio bailando
  • Uno que está que se sube
  • Dos piratas con garfio
  • Cupido
  • Un rajá
  • Una rueda de timón
  • Un esquimal fresco
  • Cuatro estrellas escapadas y
  • Un perro salchicha

¿Dónde está el Guerra? tiene ilustraciones de Joan March y se publicó en 1992, e incluye muchos de los rostros famosos de la época.



BUEN DIA!




Después del diluvio de ayer... hoy luce un bonito Sol. Buen día a todos!!

ACTUALIZACION
hh: 14:57pm
Fue bonito mientras duró...

martes, 29 de julio de 2008

LA BICI (El rincón de Lar)



Creo que mis padres habrían preferido un chico. Me consta que mi padre se desilusionó un tanto al ver mi falta de "atributos" ahí abajo. Lo sugieren el hecho de que mis primeros juguetes, que sin duda habían sido comprados antes de mi nacimiento, fueran un tambor, un tren eléctrico, un barquito para la bañera, una cometa y una bici que apenas pude usar. No estoy diciendo que estos juguetes no sean adecuados para una niña, de hecho me encantaría poder comprarme algun día un tren eléctrico de los de antaño, con sus vagones en miniatura y sus vías interminables. Pero en la sociedad sexista de los setenta, no eran artículos que se adquiriesen normalmente para una niña. No es de extrañar que posteriormente creciera negándome a usar faldas y sujetadores, aunque esta etapa no duró demasiado.

El tambor apenas lo recuerdo. Creo que me fue arrebatado antes de que pudiera hacer mayor estropicio a los tímpanos del vecino. O de todo el barrio, porque en aquellos años aún teníamos la terraza abierta y estoy segura de que un décimo piso habría sido el escenario perfecto para disfrutar de una magnífica acústica junto al mar.

El tren me dio muchas horas de juego. Al final acabé cansándome de los vagones y su recorrido ovalado y monotono. Pero las vías, adecuadamente encajadas en un cucurucho hecho de papel de periódico, sirvieron de "churros" o "porras" durante años.

Mi cometa era preciosa, de un plástico duro y papel de colores, representando un loro multicolor. Creo que me la había comprado mi padre en sus tiempos marineros en Canadá. Como no se me permitía bajar a la calle sola y mi madre no estaba demasiado por la labor, tenía que esperar las raras ocasiones en que mi padre se dignaba a llevarme al paseo de la bahía, aún con su tierra amarillenta de albero, y volaba la cometa por mí. Pronto mi fascinación con la cometa llegó a su fin, al no poder manejarla de primera mano. Quizá mi padre actuó un poco egoístamente y se la había comprado para sí mismo.

En cuanto a la bici, me la regalaron con cuatro años y fue mi primera y la última durante muchos años. De hecho, no volvería a tener una bicicleta en condiciones hasta que tuve 22-23 años, y ya fue una "sofisticada" Mountain-bike. Mi primera era roja (como la segunda), muy parecida a la de la foto superior, según recuerdo, creo que era una BH, de cuatro ruedas, claro. Como no se me permitía bajar a la calle a ejercitar mis dotes a lo Perico Delgado o Indurain, me tenía que conformar con el pasillo de casa. Mi circuito comenzaba al fondo del pasillo. Bajaba corredor abajo (este tendría unos 3,5 ó 4 metros de largo), salía al salón, donde justo frente a la puerta del pasillo estaba la alargada mesa que sólo utilizábamos en Navidad, cumpleaños y ocasiones especiales, la rodeaba y volvía pasillo arriba. Y vuelta a empezar mi pequeño tour.

Cuando aprendí a manejarla con soltura, papá me quitó una rueda. Con mi triciclo seguí practicando mi recorrido, cada vez más rápida, excepto las irregulares veces que mamá bajaba conmigo a la bahía y podía pedalear todo recto hasta cansarme. Al principio en casa, para compensar la rueda perdida, volcaba todo mi peso en el lado que todavía tenía rueda. Poco a poco recuperé el correcto balance y a las dos semanas pedí que me quitaran la que quedaba, pero no habría de ser. En uno de mis virajes calculé mal la distancia, rayé la pata de una silla, la de la mesa y empotré el eje de la rueda en la pared empapelada, haciendo un boquete de unos dos centímetros de profundidad y unos cuatro de diámetro. Fue el fin de la bicicleta.

Nunca aprendí a pedalear con dos ruedas hasta que años después mi ex me regaló la Mountain Bike y me costó unas cuantas caídas que me hicieron sentir y parecer bastante ridícula. Pedalear no era problema, una vez que me ponía en marcha no había quien me parase. Ese era precisamente el problema. Que no sabía como parar y bajarme, hasta que aprendí a base de apretar los frenos, saltar o simplemente dejarme las rodillas que no me dejé de pequeña.

Con 10-12 años pedí por Reyes unos patines, aquellos horribles Sanchetskys con un taco de goma dura en el frente, que se ataba al pie con correas y tenia una lengüeta deslizante en el centro para amoldar a diferentes tamaños de peana. Por entonces se me permitió bajar a practicar alrededor del bloque, donde junto a otras niñas con similares patines, recorría todo el perímetro alrededor del edificio, sorteando a veces peligrosamente las columnas. Nunca le cogí el truco a quello del patinaje y más de una vez acabé por el suelo debido al brusco frenazo que producía el taco de la puntera. Los patines acabaron en el fondo del armario y mi anatomía segura. Cuando mi madre se los quiso regalar a mi primo muchos años después, este casi se muere de la risa al ver aquel armatoste plateado y obsoleto, sustituído por los patines de bota.

Mi hermana tuvo una bicicleta amarilla y plegable. Tanto, que sólo abandonó el mueble donde guardábamos los juguetes un par de veces. La única bicicleta que mi hermana utiliza estos dias, es la estática.

Definitivamente estamos peleadas con las ruedas...

lunes, 28 de julio de 2008

104 AÑOS DE HISTORIA EN HUMO

Weston-super-Mare, uno de los últimos resorts portuarios mayores del mundo, se ha quemado hasta los cimientos sin que nadie pudiera evitarlo. Construido en madera casi en su totalidad, abría sus puertas en 1904 como complemento al resort Birnbeck Pier in Somerset para entretener a las masas que llegaban a la costa de Weston cada semana, especialmente en la temporada estival. En sus primeros tiempos, tuvo un pabellón operëstico con 2000 asientos donde se ofrecía también ballet y boxeo. Sucumbió al fuego en 1930 y en 1933 una gran feria de atracciones sustituyó al pabellón. En la década de los 70 se modernizó y añadió nuevas entradas y atracciones, restaurantes y tiendas. En 1993 se agrega una bolera por un coste de 250,000 libras, y dos años más tarde una feria de dos plantas y una noria por 350,000£.

Ahora mismo, un Go Cart acababa de abrir y este mes se tenía preparado un show aéreo de los Red Arrows sobre el muelle.

Mientras tanto, el viejo Birnbeck Park, al otro lado de la ciudad, está en ruinas, aunque fue comprado en 2006 y se prometió restaurarlo.





EL VIDEO (El rincón de Lar)


Merceditas llamó a la puerta del cuarto de mi abuela con exitación. En verano, manteníamos la puerta abierta todo el día, una cortina corrida sobre ella para preservar en cierto modo la intimidad interior, pero que dejaba correr el aire. Pero en invierno, la puerta se cerraba. Y en esta ocasión era invierno, debía ser Octubre o Diciembre. La familia de Merceditas había comprado un vídeo, el primero en el barrio, lo cual suscitó muchos comentarios por parte de los vecinos. Su familia apenas tenía lo justo para comer, con un padre desempleado y alcohólico y una madre limpiando escaleras para subsistir. Si a su marido le venía en gana, una buena paliza aseguraba que el fruto de su fregoteo fuera a parar a sus manos, y de ahí a las de Paco por una botella de Valdepeñas y unos cuantos carajillos por las mañanas. A pesar de ello, medio vecindario se presentó a visitar a la pobre Pepa para ver de cerca aquel objeto recién sacado al mercado.

Merceditas se iba a la cama muchas noches con el estómago medio vacío y las orejas calientes, pero con la mente llena de imágenes de Bruce Lee tras visionar películas a media tarde. El mismo día que le trajeron el aparato, un vídeo Beta cuya marca no recuerdo, corrimos felices por las calles oscuras de una tarde invernal, atravesando Columela hasta el Palillero, donde solíamos saludar a la abuela de Jose y Esme, que vendía periódicos en la esquina de la farmacia, aunque a esa hora ya había terminado su jornada laboral. Pasamos la Plaza de las Flores y nos metimos en Simago, primer videoclub oficial donde alquilar "modernas" películas. Creo que por aquella época nos tragamos todo lo Made in Hong Kong que tenían en stock, sin importar que algunas contuvieran una dosis más de sexo de la que era pertinente a nuestra edad. Merceditas era unos años mayor que yo, debía tener 15, y yo unos 10 u 11. Pero nos sentábamos en la cama de su madre, en la habitación que se dividía entre dormitorio y salita (durante el día hacían vida en la cocina, escuchando sin cesar a Carlos Cano en el viejo radiocassette), y mientras nos atiborrábamos de gominolas de dos por una peseta, nos tragamos cualquier cosa que alquilaran. El vídeo entonces nos parecía un aparato mágico, único, irreal. Una revolución tecnológica inigualable. Su vídeo Beta cargaba las cintas mediante una pestaña superior, era todo plateado y brillante, y nos maravillaba poder tener esas películas y detener la imagen cuando nos viniese en gana, pausar al actor de turno a media frase y observar su gesto con los ojos medio cerrados y la boca abierta. Más de una vez nos revolcamos por el suelo partidas de risa.

Aunque di la tabarra a mis padres para comprar un vídeo, no entró ninguno en casa hasta 1982, un VHS. Para entonces el Beta se había convertido en un artículo obsoleto con una selección muy limitada de cintas y un futuro en extinción. De hecho, el video que compraron mis padres, un Panasonic, aún funciona como el primer día, aunque su uso ha sido suplantado por el del Dvd.
Pero la magia del primer vídeo nunca retornó jamás.

sábado, 26 de julio de 2008

LAS MUÑECAS TAMBIEN SABEN DE RELIGION

Hace una semana o así he abierto un nuevo blog (que encontraréis a la derecha) para mostrar mi colección de muñecas. Va a tomar tiempo colocarlas todas, y sus complementos y cosas varias, pero para las que estamos interesadas en el tema (que somos muchas), creo que es un buen lugar para poder compartir material y ver fotos de lo que tenemos. Ya he puesto también en un apartado algunos de los blogs muñequiles de mis amigas, y si alguna se va abriendo alguno, no tiene más que decirlo y se añadirá a la lista.
El caso es que en este blog apenas escribiré nada, simplemente pondré fotos y algún comentario aclaratorio donde sea necesario. Pero para ilustrar a la muñeca Fulla hice un post, porque esta muñeca tiene historia. No es una Barbie. No es de la casa Mattel. Se parece a Barbie en cuanto a que es de la misma altura y tiene figura de sílfide, pero, por ejemplo, es menos pechugona. Es una muñeca diseñada por y para el mercado musulmán, debido a todas sus creencias y restricciones para con la mujer. ¿Que creíais que una muñeca era un simple trozo de plástico inánime con funciones lúdicas? Pues no. También puede ser un objeto destinado a educar política, religiosa y culturalmente a las niñas de los países islámicos.

Así que he decidido reproducir el post aquí porque no mucha gente visitará el otro blog, siendo absoluta y exclusivamente de muñecos. ¿Una afición un tanto peculiar o lunática? Quiza. El coleccionismo es variado y complejo. Hay quien colecciona sellos de a peseta, vitrolas o estampitas. El frikismo es variado. Pero es un coleccionismo caro que no todo el mundo puede permitirse. Una Nancy puede llegar a costar 200 euros, dependiendo de su estado y año de fabricación. Las Lissis casi han desaparecido del mercado, asi como las Core, y cuando aparecen por ebay tienen precios totalmente abusivos. Otras muñecas vienen de diferentes partes del mundo y no son fáciles de conseguir. Las que ayer aún se podían encontrar a buen precio, están subiendo poco a poco.
¿Crisis? ¿Quién dijo crisis?




Fulla es la respuesta islámica a la Barbie, y se comercializa en los países arábigos. El concepto de este tipo de muñeca comienza sobre 1999 aunque no alcanzó las jugueterías hasta el 2003. Fulla fue creada por fabricantes de Damascos y la compañía juguetera NewBoy Toys. Fulla se vende en China, Brasil, el Norte de Africa, Egipto y tambien en EEUU. Pero la idea no es nueva, ya con anterioridad existían muñecas con hijab, como Razanne y la Barbie Marruecos, pero no se hicieron tan populares como esta. Fulla ha crecido convirtiéndose en un modelo para los islamistas, mostrando a sus hijas cómo deben vestir y comportarse.
En un principio Fulla salió al mercado con ojos negros y cabello oscuro con veteado rojizo, pero más tarde fueron sacando versiones con el cabello y ojos más claros. La vestimenta original era la abaya y el velo negro en la cabeza para el mercado saudí, y se comercializaba sin velo en otros países para no parecer "extremista". En países más liberales, aparece con abrigo beige y velo blanco. Debajo, los vestidos han evolucionado hasta colores más vivos, pero los hombros siempre se cubren y la falda debe sobrepasar las rodillas, como marca la tradición de un país donde la mujer debe mostrar tan poca piel como le sea posible.




Barbie fue prohibida en los países Saudíes al promover valores que su sociedad no compartía, y de este modo Fulla se convirtió en una alternativa rentable. Su nombre se debe a una flor de jazmín con agradable fragancia que sólo es posible encontrar en el Medio Oriente. Su personalidad es definida como "agradable, honesta, considerada y respetuosa de su padre y de su madre. Es buena con sus amigos. Es honesta y no miente. Le gusta leer. Le gusta, antes que amar, la moda. Tiene dos amigas, Yasmeen y Nada, y un hermano y una hermana pequeña". Se está creando un hermano mayor y protector para ella, así como la Fulla Doctora y la Profesora, dos carreras consideradas "respetables" por sus creadores. Lo que no tiene es un novio, porque los musulmanes creen que no es un valor islámico. Sus creadores piensan que los padres musulmanes se enfadan con los valores occidentales en cuanto a sexo y el papel de la mujer , y por ello Fulla ha de mostrar valores tradicionales islámicos. Sin embargo, sí tiene un amplio armario además de la hijab, que reflejan el vestir diario de las mujeres de hoy en Oriente Medio.
En Arabia Saudí, Fulla es anunciada en Tv con un spot animado en el que se muestra a la muñeca en su día a día, orando a la salida del sol, cocinando tartas, recibiendo a su amiga o leyendo en la cama por la noche.



Algunos padres islámicos son de la opoinión de que si las niñas se acostumbran a usar el velo en sus muñecas, no dejarán de usar la hijab ellas mismas. En total, y hasta el momento, se han vendido más de un millon y medio de estas muñecas, consideradas un modelo para la infancia musulmana. Y la muñeca en cuestión no es barata, si consideramos que el ingreso medio de los países a los que va destinada Fulla es de $3100 y la muñe cuesta $10. Pero hay una versión más económica de la misma empresa, llamada Fulla Style. Al parecer en China se ha fabricado otra similar, llamada Fulah, que se vende en una caja muy parecida.

Fulla se vende también con una serie de complementos como paraguas, relojes, bicicletas, cámaras, reproductores de Cd, etc., etc., y tiene su propia página web , donde se pueden visualizar algunos de los comerciales de los que os hablaba más arriba.

ALGO UN PELIN DIFERENTE



Descubrí a este grupo hace poco menos de un año, aunque llevan más de media década grabando discos, utilizando canciones hiper conocidas y dándole ese sonido gregoriano que a algunos gusta y a otros saca de quicio. A mí particularmente me gustan bastante. Os dejo un vídeo que a Ana le va a sonar mucho. Las calles de Santiago nunca tuvieron mejor uso.




Para el que aún no los conozca, se llaman Gregorian y Youtube esta repleto de clips con sus versiones de Brothers in Arms, Voyage Voyage, With or Without You, The Sound of Silence, My Inmortal y muchos más.

DARK KNIGHT

Anoche fuimos a verla....





...simplemente sublime.

viernes, 25 de julio de 2008

COMETA




Se liberó la cometa de las manos de su celador. Voló a la merced del viento, se elevó, descendió, planeó, disfrutando de la brisa fresca que hacía aletear los lazos de su cola de plástico. Ascendió hacia el cielo, feliz, libre, sobrevoló las nubes y vio el cielo alejarse, más... y más... Y entonces se dejó caer, con la misma soltura con la que había subido tan alto que ya no podía divisar el suelo, ni las copas de los árboles, ni el verde del césped del parque.

Se enredaron los hilos en torno a su cuerpo romboide, agonizó en el aire estrangulado por sus lazos de colores.
Su cuerpo inerte yació en el suelo durante horas. Llego la noche, cayó el silencio, amaneció de nuevo.
Lo encontro allí una niña, encogido sobre la hierba como un pajarillo de alas rotas, y con paciencia, retiró el cordel, alisó sus alas, limpió sus heridas.

Hoy vuela feliz sobre el cielo azul, asido con fuerza al hilo de su vida.

miércoles, 23 de julio de 2008

DOÑA CONCHA (RELATO)





Doña Concha era muy adusta. Siempre lo había sido, mucho antes de que se añadiese el doña y se acortase el nombre. Conchita había sido, más que seria, antipática. O como su padre decía, un cardo borriquero.

Había sido una grata sorpresa para la familia cuando Conchita decidió casarse con el panadero del pueblo, porque nunca se le había visto mozo que le hablara. Conchita había conocido al panadero en un baile en el corral de doña Paca y decidió que ya era hora de independizarse de sus padres.

Con los años, aprendió los entresijos del pan en todas sus variedades, sin rechistar, sin decir nada, porque su marido, aunque tenía un carácter afable, también tenía una suculenta cuenta bancaria que sería suya algún día, a pesar de que sabía que Pepón se gastaba los cuartos en la tasca de don Manuel y no le hacía ascos a la camarera en el almacén.

Cuando Conchita, ya transformada en doña Concha se quedá encinta, decidió que tenía bantante de harinas y levaduras y se dedicó a criar a su hija con tal seriedad que más que madre creció siendo su carcelera. Cuando Pepón murió de un infarto en brazos de la camarera, vendió la panadería y se compró la gran casona del monte, alejada de todos aquellos paletos con los que había convivido tantos años, se dedicó a contar billetes y a vivir de los sueños que nunca tuvo. Su hija, María, creció en una casa de jardines descuidados, ventanas cerradas y juguetes escasos. Tan escasos como el amor que le prodigaba su madre.

María fue a la escuela, donde fue sometida a burlas y malos tratos por parte de sus compañeros. Maria era una niña rara, que no sabía ninguno de los juegos de los otros niños. No sabía saltar a la comba, ni el arte de esconderse, ni sabía de cuentos infantiles.
Su madre le dijo que nunca tendría amigos y que eso era lo que había, le gustase o no. Su madre tuvo razón.

María se convirtió en una adolescente desgarbada, ni gorda ni flaca, sin curvas, de cabello inánime y mirada opaca. Estudió para maestra de escuela bajo el criterio y la elección de doña Concha, "que sabía mejor de nadie lo que era mejor para ella", a pesar de que a María no le gustaban los niños. De hecho le aterrorizaban, fobias acumuladas desde su infancia en las aulas.

Doña Concha no le permitió acudir al baile de graduación. No quería que perdiese su tiempo encariñándose de algun ganadero, tendero o boticario del pueblo, su hija merecía más que eso. Su hija heredaría toda su fortuna el día de mañana.

Y María no fue a ese baile, ni a ningún otro, y los años pasaron con su título de maestra cogiendo polvo en el viejo marco de madera, colgado de la pared de papel antiguo del comedor, mientras doña Concha se quejaba de su ciática, y de su lumbago, y de lo mal que tenía la vista.

Los largos cabellos de María, tan deslucidos como el empapelado, se hicieron canos mientras se decía que se debía a su madre, que ella sabía "lo que era mejor para ella".

María veía a las parejas pasar por delante de la valla de la casa, de camino al prado, a disfrutar de picnics y besos apasionados mientras ella sálo leía del tema en sus desgastados libros de amor. María suspiraba por el lechero, que traía una botella de desnatada, una de entera y media docena de yogures cada dos días. Y suspiraba por el chico de las bombonas de butano, que era demasiado joven para ella y mascaba chicle sin parar, algo que doña Concha sin duda censuraría. Y suspiraba en sueños, mientras sus manos volaban al msmo ritmo que su imaginación y al primer atisbo del alba corría colina abajo a confesarse en la iglesia, y no podía evitar suspirar por el nuevo párroco, de ojos azules y cabello prematuramente gris.

Suplicó a su madre que la dejara viajar a la capital, un tiempo, a visitar a sus primos. Pero doña Concha guardó silencio todo el día, su mirada fija en la chimenea, y al caer la noche le dijo que no podía irse. ¿Quién cuidaría de ella? ¿Quién la ayudaría a bajar las empinadas escaleras, le prepararía sus comidas y le haría la cama? De seguro ella no podía hacer todo eso, ¿es que no le importaba su ciática, su lumbago, el mal estado de sus ojos y su estómago delicado?

-Pero madre, algun día tendrá usted que buscar a alguien que la cuide, yo no voy a estar aquí para siempre. Quiero casarme, y tener mi propia casa, y...
-Tú no harás nada de eso -los fríos ojos de doña Concha se clavaron en ella, segura, firme.
-Pero madre...
-Tú no estás hecha para el mundo de ahí fuera, no estás hecha para vivir una vida que no te corresponde. Tu morirás sola, María. Sola. Mírate. ¿Quién se molestaría siquiera en mirarte?

María corrió espantada a su cuarto, las palabras de su madre retumbando en sus oídos. Morirás sola. Sola. Sola. Se miró en el espejo para ver que ya no tenía 15 años, ni 20, ni 25. El tiempo había pasado por ella como el sol en tierra árida y el agua ya no regaría aquella planta marchita.

Recordó cuando, a los 16 años había hecho la maleta y tratado de escapar de casa. Su madre la había encontrado en la puerta principal, intentando abrirla sin éxito. Estaba cerrada con llave, y María nunca había tenido llave de la casa. Al volver de la escuela cada tarde su madre la esperaba en la veranda.

Recordó a los 22, cuando el ayudante del pintor que vino a repasar los techos le guiñó un ojo y le dio conversacion sobre una taza de café. Al día siguente ya no regresó. Su madre se había quejado de su comportamiento.

Recordó a los 30, cuando le habían venido a ofrecer un empleo en la escuela del pueblo, y su madre le había dicho que merecía mucho más educar a un montón de palurdos malcriados. El trabajo se lo habían asigando a Margarita, la hija del alcalde, y gracias a ello había conocido al apuesto profesor adjunto que vino como soporte. María se dijo que de haber aceptado, ahora sería ella la esposa del guapo maestro y sería dueña y señora de la casa del valle, con sus jardines floreados y su estanque con peces de colores.

Y María odió a su madre. La odió con todas sus fuerzas, con esa pasión que no había conocido en ningún otro terreno. Cuando la oyó llamarla para acompañarla a la cama, la arropó como hacía cada noche, temerosa de mirarla a los ojos y verse a sí misma. Bajó a la cocina a por su vaso de leche y las dos pastillas de costumbre y vio de nuevo su rostro reflejado en el cristal del mueble.

Y lo supo.
Supo que se convertiría en su madre, amargada, resentida y marchita. Enterrada en vida en una casa que caería sobre ellas el día menos pensado. Cogió de nuevo las pastillas del cajón y las molió deprisa en el mortero, en silencio, minuciosamente. Las añadió al cálido líquido blanco y subió presurosa, las mejillas arreboladas de excitación por primera vez en su vida.

A la mañana siguiente, María plantó rosas de todos los colores en el jardín, especialmente en la parte más alejada de la casa, sobre un montículo de tierra fresca removida, y plantó gladiolos, y margaritas y pensamientos. Y cuando hubo acabado, se lavó las manos en el fregadero, se las secó en al falda y salió despacio, cerrando tras de sí aquella puerta de la que nunca tuvo llave.

MAMMA SICILIA!


Si hay algo que me disgusta es abrir el periódico, digital o físico y leer sobre la muerte de algún actor conocido, sobre todo si está en mi lista de los más queridos, favoritos y/o admirados.

Estelle Getty es un rostro del pasado, no la he visto en mucho más despues del boom de Las Chicas de Oro, del cual hable aquí. Pero no puedo olvidar, ya no que la serie fuese todo un éxito de audiencia, sino sus afiladas y frecuentemente sarcásticas contestaciones para todo aquel que quisiera oirlas. Y a la vez, la ternura de ese personaje que no dejaba el bolso atrás ni para meterse en la cama.

Ha muerto una artista de la comedia después de padecer demencia senil, a los 84 años, seguramente riéndose de la sombra oscura que la iba envolviendo poco a poco. Quizá se olvidó de que fue actriz, quizá pensara que su vida era una comedia. A lo mejor incluso se olvidó de sus preciados galardones, conseguidos en 1986 y 1988 por la serie que nos la trajo a casa allá en los ochenta.

Me hiciste reir tanto, que ya me saltaste las lágrimas antes de irte...

MUNDY - JULY

Simplemente me encanta Mundy. De lo mejorcito de la música irlandesa del momento. Fuimos a verle en Dolans hace un par de años y deseando estoy que vuelva. Fantástico gig!!





Aún es Julio!!!

lunes, 21 de julio de 2008

IN BRUGES


El sábado pasado por la noche alquilamos In Bruges, una comedia irlandesa con un casting de lujo: Colin Farrell, Brendan Gleeson y el inglés Ralph Fiennes, que transcurre en la ciudad belga de Brujas (de ahí el nombre).
Brujas, la ciudad medieval mejor preservada de toda Bélgica es destino de viajeros de todo el mundo. Pero para los asesinos a sueldo Ray y Ken (Farrell y Gleeson) podría ser su destino final. Un trabajo difícil ha resultado con que ambos hayan sido enviados por su jefe en Londres, Harry (Fiennes), a relajarse y mantener la cabaza baja en esta ciudad de ensueño justo antes de Navidad. Completamente fuera de sitio entre arquitectura gótica, canales y calles de adoquines, los dos mercenarios pasan los días viviendo como turistas.
Ray, sin embargo, aún revive la pesadilla de su último trabajo sangriento en Londres, y odia el lugar, mientras Ken, que mantiene un ojo paternal en Ray, se entretiene con gusto visitando abadías y relajándose en la serenidad de Brujas.
Pero cuanto más esperan la llamada de Harry, más surreal se convierte su experiencia, al encontrarse en increíbles encuentros con turistas, residentes , violento arte medieval, un actor americano enano que está rodando una película de arte europeo, prostitutas holandesas y un potencial romance entre Ray y Chloe, que tiene algunos oscuros secretos.
Y cuando la llamada de Harry finalmente llega, las vacaciones de Ray y Ken llegan a su fin con una lucha de vida o muerte de proporciones cómicas y de sorprendentes consecuencias emocionales.
Lo único que tengo que decir es que, para una película de relativamente bajo presupuesto, que cuenta con tres actores de lujo, un escenario sencillamente maravilloso y un guión impecable, me ha hecho reir hasta caerme casi del sofá en tres ocasiones.
Aunque no soy fan de Colin Farrell, funciona perfectamente en comedias (como ya lo demostrara en la también cinta irlandesa Intermission, y es una película que recomiendo para pasar un rato bien ameno.

sábado, 19 de julio de 2008

A NADIE



Se te escapó el alma por tus ojos insinceros. Abriste la mirada a tu interior putrefacto y decidiste luchar en contra de tu propio criterio. Vomitaste odio a tu alrededor, mancillaste la poca dignidad que te quedaba despotricando contra lo que no comprendías. Engordaste en tu propio egocentrismo, porque no sabes más que de la miseria que anida en ese, tu ignorante y enjuto corazón desheredado de emociones. Tu panza se infla de las carestías de tu aburrida existencia mientras empequeñeces y te arrugas, apergaminada sombra del ser infame que habita en tu negra crisálida, esa errática forma que vaga de botella en botella y de cama en cama, alma en pena de futiles sueños. Mendigas las caricias de un cuerpo caliente y amaneces entre sábanas desconocidas, fría, muerto tu sentido más básico. Presumes de lo que careces, ambicionas lo que no te corresponde y te corroe el dolor insoportable de sentir que mueres por dentro. Tu carne fofa recuerda un pasado que no tuviste y un futuro que llegará pronto. El mundo nunca estuvo a tus pies y la juventud efímera se te escapó entre los dedos mientras escupías veneno y todos reían de ti a tu espalda.

Se te escapó la vida por tus ojos hipócritas, porque no quisiste aceptar la realidad que te rodeaba, sonreíste al abrazo placentero de tus estúpidas palabras para creerte en la cumbre de la nada.

Hoy yaces rota, sola, arrugada, podrida, ignorada y vacía. Hoy yaces, al fin, en la bilis maloliente de lo que eres: nada.

viernes, 18 de julio de 2008

HOMENAJE A NINS: RECUERDOS DE UN DISCO (Colaboración de Lombard)



Saludos a todo el mundo.
Debo, ante todo, agradecer a Candela que me permita colaborar en su blog y a Marta Minguella y Mónica Torrens la información que han aportado. Me siento muy honrado de poder participar en este homenaje y reivindicación de estos niños que alegraron mi infancia, y la de tantos, con sus canciones y simpatía y sobre los que hasta hace tan poco nada podía encontrar el nostálgico que quisiera revivir momentos mágicos o simplemente curiosos. No sé si me saldrá un homenaje o por el contrario sus protagonistas querrán estrangularme. Pero todo lo que aquí escriba lo haré desde el más sincero agradecimiento y cariño.



El grupo Nins fue un conjunto musical infantil cuyos miembros cambiaban cuando se estimaba conveniente, y de esta forma un total de 46 niños pasaron por él, conformando diferentes formaciones. Candela ya ha escrito aquí sobre la Primera de ellas y la llamada de Transición. Cuando actuaban, en el primer caso yo no había nacido y en el segundo era demasiado pequeño para recordarles. Ahora le toca el turno a la Segunda Formación que, a diferencia de las anteriores, ya forma parte de mis recuerdos. Y lo hace gracias a un objeto que ha sobrevivido a otras épocas y conservo como un tesoro.


Mientras escribo esto tengo ante mí un disco de vinilo, de los que yo, de niño, simplemente llamaba grandes, por su tamaño. Fecha del mismo 1978. Ni siquiera domino las revoluciones que pueda tener. Se titula “SUPER-ÉXITOS DEL AÑO”. La composición de la portada es la siguiente, arriba el título del disco, debajo los de las canciones a la izquierda y una foto de sus intérpretes a la derecha. En la parte inferior el nombre del conjunto, escrito en catalán: GRUP NINS.
Quisiera detenerme un poco en él, si no es molestia. Me está entrando un cierto pudor al escribir aquí, después de todo ¿qué puedo aportar yo al respecto si algunos de los que lo hicieron posible podrían contar mucho más? Cosa que espero suceda.

En la foto están los intérpretes, cuatro niñas y dos niños. Todos vestidos igual con pantalones negros y jerséis a rayas azules y blancas. Vemos a tres chicas rubias y una morena y un niño rubio y otro moreno. En la foto posan en un parque, hay palmeras, césped y si nos fijamos, al fondo, un banco con una persona sentada. Aquí tenemos a Nins.

Nuestros sonrientes artistas posan agrupados en dos tríos o tres parejas, tanto da. Los chicos y una chica en tierra a gatas y las otras tres niñas sentadas “a caballito”. Durante años lo único que sabía es que eran los que cantaban las canciones del disco. Pero nada más conocía al respecto, ni siquiera sus nombres. Ay, aquellos tiempos sin Internet...

Por suerte hoy algo más conozco, en gran medida gracias a este blog. Naturalmente son los mismos componentes de Nins que aparecen en la última foto del post anteriormente dedicado a ellos. De hecho caigo en que debió ser la misma sesión. Hoy ya sé que se llaman Mónica Torrens, Laura Pérez, Angelita y Fina Montuenga, Manuel Cardona y Agustín Huertas y posan para la cámara en el parque de la Ciudadela de Barcelona.

Lo que he llegado a disfrutar escuchando este vinilo durante años. Las canciones nos indican en qué año estamos: “Grease (tú eres a quién yo más quiero)”, "Las canciones de los peques”, “Gallina Cocova”, “El plátano”, “Mazinger-Z”, “La abeja Maya”, “Orzowei”, “Cantemos juntos” y “Sargento Peppers”. Casi nada para los nacidos en los 70, las series míticas de aquellos años. Caso aparte la última, una traducción de un éxito de los Beatles.

Por algún motivo mi canción predilecta es la única cantada en inglés, idioma que jamás he aprendido (en mi colegio sólo se enseñaba francés). No la entendía ni falta que me hacía, era sonora y muy pegadiza y las voces me encantaban al oído. La continua repetición de texto tenía la ventaja de hacerla más asequible al oído.

Siempre me chocó la existencia, en el mercado discográfico, de dos versiones de “Las canciones de los peques”, “La gallina Cocova” (que no “Cocouaua”) y “Orzowei” que ese mismo año también cantaron Enrique y Ana en su trabajo “El disco para los pequeños con Enrique y Ana”. Me parecía encantador el toque de Nins al llegar a “Todos preparados porque vaaamos a cantar”, que hacía que su versión sonara distinta y propia.

También “El plátano” me divertía pues conservo un vinilo de “Pequeñines” en la que también la cantan. Hace unos días Marta Minguella me sacó de dudas al respecto.
Ahora que he conocido a Marta he entendido la importancia que para ella tenía el enfoque de Nins. Nada de giras o rodaje de películas durante meses perdiendo las clases de la escuela, nada de descuidar la técnica y limitarse a un playback. Y ante todo nada de perder la inocencia de la infancia.

Creo que valoro hoy más su trabajo que de niño pues entiendo muchos otros matices. Me gusta contemplar la foto de aquellos cantantes, tan sonrientes y angelicales, pues lo hacían para alegrar a los niños de entonces y hoy sigue siendo útil para lo mismo su trabajo. Más de una persona, entre las que me tengo que incluir, al mirar atrás años después, malinterpretamos los uniformes y las simples coreografías en el escenario, sin percibir la importancia de que cantaran en directo (tardé años en saber qué era eso) o del trasfondo didáctico. Hoy, gracias a Marta Minguella ha quedado todo aclarado y se ha revalorizado en mi corazón la trascendencia de Nins en la música infantil, ya de por sí enorme desde siempre.

Pero lo importante es que nos hicieron felices a nosotros, ellos lo fueron y hoy son personas mayores establecidas con familias, carreras universitarias y buenos trabajos.Otros niños artistas se dejaron la inocencia, la salud y hasta la vida en el experimento.
Así que desde aquí mi agradecimiento por siempre a Nins, a todos y cada uno de sus componentes, y a Marta Minguella por hacerme más feliz en mi infancia y por permitirme ahora revivirlo.
Un abrazo a todos.

Lombard.

jueves, 17 de julio de 2008

Y ENTONCES FUERON 6: LOS SEGUNDOS NINS


Posiblemente la formación más conocida de Nins por los niños de mi generación.
A finales de 1978, tras la partida de Pablo, al que sucedería su hermano Manuel, los Nins conocieron un éxito sin precedentes en la historia del grupo: comenzaría la Ninsmanía en su estado puro. José María Iñigo y su programa Fantástico sería el precursor de una carrera televisiva de la que no disfrutaron sus predecesores. El nuevo grupo, formado ahora por Manuel, Agustín, Mónica y las hermanas Fina, Angelita y Laura (única superviviente del primer Nins), se pasearían por Festivales Internacionales, platós televisivos y conciertos, con la naturalidad que sólo da la juventud más inocente y pura... A pesar de que de inocentes no tenían nada. Hablar con la Sra. M. Minguella de esta formación es un no parar de anécdotas que deja en pañales cualquiera de las cometidas por sus antiguos compañeros: desde robarle la peluca a Betty Missiego, bañarse con trajes incluídos y recién estrenados zapatos de charol en la playa, hasta intercambiar gestos durante actuaciones con miembros de otros grupos.


Porque ante todo, y como siempre, se les dio la libertad de comportarse como niños y divertirse e interactuar con los otros componentes de similares agrupaciones. En aquellos tiempos de gran diversidad musical infantil, no era extraño ver en un mismo plató a Parchís, Botones, Regaliz o Nins, todos amigos, nunca rivales. Desde los estudios de La Cometa Blanca a Aplauso, todos se reunían en la misma sala a jugar, a charlar y... a veces incluso a comenzar romances.
En aquel tiempo Tino de Parchís y Mónica sorbían los vientos el uno por el otro. Tanto, que incluso crearon un código secreto de movimientos en el escenario que sólo tenía significado especial para ellos. Si Mónica se tocaba un calcetín, era un gesto dedicado a Tino. Si Tino al cantar cierta estrofa guiñaba un ojo a la cámara, era un guiño para Mónica. Y cómo no, esto fue motivo de guasa en las agrupaciones, que cuando coincidían en el mismo avión, les tarareaban la marcha nupcial mientras ambos se sentaban juntos.
La complicidad entre todos era tal que en cierto programa presentado por Mari Cruz Soriano, en el cual actuaba por primera vez Botones, a finales de 1979, Nins y Parchís acabaron con la reserva de golosinas dejada para ellos en la sala del estudio, resultando en dos componentes de cada grupo teniendo que ser trasladados al hospital por indigestión. También eran famosos por robar el atrezzo utlizado por los Botones en sus actuaciones...
Así, con todo esto, no es de extrañar que repetidas veces se les llamara la atención en el Hotel Convención de Madrid por el jaleo en las habitaciones, o que en cierta ocasión estando los adultos a su cargo tomando algo en la terraza de un hotel a pie de playa en A Coruña, fueran distraídos por las risas y gritos provenientes de la orilla, sólo para descubrir a Los Nins, completamente vestidos y calzados con sus brillantes zapatitos de charol recién comprados, haciendo carreras de natación mientras Parchís y Regalíz les jaleaban desde tierra seca, convencidos de que, de imitarles, serían fuertemente reprendidos por sus mánagers. O aquella otra en Prado del Rey, con Botones y Parchís corriendo tras ellos, que se las habían ingeniado para "sustraer" 6 de los trajes de Teresa Rabal y su troupé.
Pero antes de todo esto, sucedieron muchas cosas que les harían llegar a los platós de los programas de moda de esos años. A finales de 1978, cuando Parchís ni siquiera se había formado, y siendo prácticamente el único grupo en el candelero tras la partida de La Pandilla, Los Nins graban un disco de Villancicos al que seguiría un Grandes Exitos de canciones del grupo vocalizadas por los nuevos componentes. Es entonces cuando "los descubre" Iñigo y a partir de ahí casi cada fin de semana viajaban a Madrid para participar en directo en algun programa. Es en una de estas apariciones televisivas que los ve el organizador del Festival de Montecarlo y se les ofrece representar a España. Y allí sucede la divertida anécdota en la cual le birlan el pelucón a Betty Missiego, que también participaba en el festival junto al Ballet Antología o Paco de Lucía y que estaba presentado por Isabel Tenaille para TVE. Los Nins se alzan con el primer premio interpretando un popurrí de canciones y Grease.


Tras la actuación, cuando entraron a cenar al Sporting Club de Montecarlo, todos los comensales se pusieron en pie, incluídos los Príncipes de Mónaco, y aplaudieron entusiasmados. Fina, sorpendida, se volvió hacia su directora, y le dijo: "¿Lo ves, Marta, como cuando te pones guapa tienes muchos aplausos?".
Se da la circunstancia de que el entonces Presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, desplazado a Montecarlo para el festival, se acercó a Angelita tras la cena para invitarla a bailar, a lo que ella declinó amable, pero firmemente. Suárez, sorprendido, le preguntó porqué, y ella contestó con inocencia que había muchos fotógrafos presentes y no queria que las compañeras de su clase la vieran en la prensa bailando con alguien que no era su novio. Al parecer Adolfo Suárez prácticamente se descuajeringó de la risa allí mismo, y aún así, la sacó a bailar. Y dicen que ella le cogió tanto el gusto que ya no paró en toda la noche.
Anécdotas hay para llenar un libro, algunas pertenecientes también a la posterior formación, ya que a partir de aquí Agustín dejaría su puesto a Bruno, y los componentes irían cambiando uno a uno... Pero eso, como siempre... lo dejo para un futuro post.
En cuanto a dónde están y qué hacen en el día de hoy: Agustín Huertas, el rubito de rizos, desafortunadamente falleció hace unos meses en un accidente motorístico en su ciudad natal de Barcelona, donde era abogado y notario y estaba casado con una chica brasileña con la cual, no tenía hijos. Agustín, paradójicamente era el segundo de seis hermanos aunque de algún modo sea el cuarto. ¿Confusos? El primer parto de su madre trajo trillizas y el segundo a Agustín, de modo que no se sabe si es segundo o cuarto. A Agustín se le uniría más tarde en el grupo su hermano Bruno. El último hermano es Carlos, que nunca deseó cantar.
En cuanto a Manuel Cardona, hermano de Pablo (el Nin de la transición), también es abogado y el segundo sacerdote vocacional que ha salido de la formación.
De Mónica Torrens ya hemos mostrado una foto actual aquí. Mónica tiene cinco hermanos y es la benjamina de la familia. Actualmente es Pedagoga y Maestra y tiene tres hijos: Elvira, de 17 años, Marc de 16 y la pequeña Marta, de 2. Trabaja en un colegio Jesuíta de Barcelona.
Laura Pérez, que viene del primer grupo, ya dije que es médico, pero rectificar que no es madre de dos hijos sino de tres.
Angelita Montuenga, hermana de Fina (y de Quico y Pepe de la anterior formación), es periodista, abogada y ha estudiado Humanidades. Está casada y tiene cinco hijos: Luís, Mario, Juan, Ignacio y Beatriz... y parece que está pensando en ampliar la familia. Es la actual Presidenta de la Fundación Nins.
Fina, su hermana, estudió Enfermería y Magisterio. Tras ejercer unos años como enfermera, ahora dedica su vida a los niños. Está soltera y sin compromiso y se ha convertido en una belleza de mujer (al ataque, chicos).

© Ruth Bernárdez

OS VOY A ENSEÑAR LAS BRAGAS (LITERALMENTE)


Os las voy a enseñar, pero no seáis impacientes. Primero os voy a llevar a dar un paseíto productivo por las calles de New York que albergan lo más en tiendas. Aparte de traerme souvenires de todo tipo para familia y amigos, también me dediqué a hacer algunas comprillas totalmente innecesarias: calcetines en el Barrio Chino, un jersey de lana de Calvin Klein, un vestido de Carolina Herrera y un par de bolsos en Macy's. Y las bragas de Bloomingdale's. Of course.

Nueva York es el paraíso del comprador. Diferentes distritos alojan diversos tipos de tiendas con una oferta de precios variada. El Flatiron District, por ejemplo, antiguo centro neurálgico de los shoppers, a lo largo de la Quinta Avenida, era conocido antiguamente como The Ladies' Mile (La Milla de las señoras). De hecho, frente al Parque de Madison (Madison Square), se erige un reloj, delande del numero 200 de Fifth Avenue que marca el final de dicha milla de tiendas que una vez estuvieron de moda y se consideraban lo mejor de lo mejor de Manhattan.



Al final de la Quinta Avenida, cerca de la Cathedral de Saint Patrick y del Rockefeller Centre se encuentra una de las tiendas de más prestigio y más caras de la ciudad: Sack's Fifth Avenue, sinónimo de estilo y elegancia y considerada el gran almacén de mayor calidad. Ni qué decir tiene que sólo entré para mirar las ropas de diseño y complementos a precios abusivos. Salí apestando a tres marcas diferentes de perfume.


Bloomingdale's es caro, pero más asequible para el bolsillo caprichoso. Creo que aún tengo por ahí las bolsitas marrones típicas de la tienda. O mejor decir "la bolsita", porque de allí no podía irme sin comprar nada, de modo que subí al departamento de ropa interior y me compré tres tangas que nunca he usado. Me dan pena, son un recuerdo de un departamento en el que no pude permitirme comprarme nada más y donde tuve que ir esquivando los brazos salidos de la nada que pretendían rociarme de nuevo de alguna fragancia en promoción. Guardo mis braguitas en el fondo del cajón, en unas cajitas monísimas con jaboncitos dentro. Y os las enseño con gusto.


El guiri dice que son bragas de pilingui, y a mí también me lo parecieron y por eso las compré. Bragas neoyorquinas como las que sin duda usaría Julia Roberts en su papel de Pretty Woman (si es que llevaba). Y es que precisamente como Julia en esa película me sentí yo cuando fuí a otra tienda de postín, Tiffany's. Era el día de mi cumpleaños y había decidido darme un homenaje y comprarme algo relativamente caro, si sólo por tener la famosa bolsita turquesa, pero no iba a ser. Una vendedora de cabello cardado como sólo las mujeres americanas saben hacerlo, me ignoró completamente con su acento nasal mientras prácticamente me miraba de arriba a abajo, y me marché tan ofendida que olvidé lo que quería. Podría haber cambiado de mostrador, pero tras esperar media hora a que dejara de hablar con la anterior compradora y recibir la más despreciativas de las miradas, se me quitaron las ganas.

Debí haber supuesto que sería así cuando para subir a la segunda planta desde el lobby hay que tomar un ascensor con un ascensorista de guante blanco y uniforme impecable lleno de botoncitos dorados que va enumerando los productos de cada planta.



Pero natualmente "la tienda" por autonomasia es Macy's. Aquí se puede comprar absolutamente de todo, y la visité en varias ocasiones, siempre adquiriendo una cosa u otra. Los dependientes son amables y te proporcionan muestras en lugar de atacarte vílmente con un vaporizador. Es una tienda inmensa (ocupa toda una manzana) donde se respira historia. El fundador, Rowland Hussey Macy abrió una pequeña tienda en otra calle no muy lejana, en 1857. Y escogió como logo una estrella en honor a un tatuaje que llevaba desde sus tiempos de marinero. Cuando Macy murió en 1877, la tiendecita se había extendido al o largo de 11 edificios, y se expandió más cuando los dos hermanos que habían dirigido el departamento de cerámica y cristalería, Nathan e Isidor Straus, se hicieron cargo de los almacenes. En 1922 los 14 locales se habían quedado pequeños para el volumen de mercancía y se compró el lugar desde donde opera ahora, que además tiene su propia estación de metro en el subsótano. En el interior, algunas de las escaleras mecánicas aún son las originales, de madera. Y es muy divertido subir en ellas, os lo seguro. Es como flotar en el Arca de Noé!

La entrada de la calle 34 (sí, la del Milagro), todavía conserva sus cariátides originales y el reloj, las letras esculpidas y toda la ornamentación desde su apertura. En la entrada principal hay una placa también en conmemoración a Isidor y su esposa, que perecieron en el hundimiento del Titanic.





Y ya alejándome de estos centros comerciales en el corazón de Manhattan, no es de menos que mencionar dos barrios donde las tiendas se alinean una junto a las otras, en dos tipos de civilizaciones muy diferentes. Primero, Chinatown, donde se puede hallar absolutamente de todo a precios de calle. De aquí me vine cargada con bolsas de diez camisetas por $5, unas orejeras de piel que me vienen de maravilla las mañanas frías de invierno y calcetines con el I Love NY tatuado en el tobillo.


Chinatown (volveremos de visitaen otro post), donde nadie habla inglés, es como un mercadillo gigante, donde artistas callejeros, tiendas de a dólar y bisutería se mezclan con museos, restaurantes, y todo tipo de baratija.


Y dos calles más allá el paisaje cambia totalmente cuando entras en Little Italy y sus calles con mercados de fruta y verdura, el olor de las especias combinado con el del humo de los coches y la resonancia cadenciosa de los acentos mezclados.
Mientras, en el puerto bullicioso del Manhattan sur, un gran complejo comercial aloja tres pisos de tiendas, mercados de pescado y restaurantes junto al mar. El Pier 17 ha aparecido en algunas peliculas de Hollywood (como por ejemplo Working Girls) y merece la pena de visitar.


Para los amantes de la música y el cine, parada obligatoria es la enorme tienda de Virgin (creo que era una de las mayores de América), en la céntrica Union Square.

miércoles, 16 de julio de 2008

LAS RECETAS DE LA ABUELA (El Rincón de Lar)




Mi abuela no era una cocinera sublime, ni un máster chef the la novel cuisin. Mi abuela cocinaba platos caseros, de esos ricos, ricos, de antes de que naciera el Arguiñano. En su pequeña cocina, entre peroles y platos de arcoroc, entre potes con hierbas frescas y tenedores de plata vieja, mi abuela preparaba exquisiteces que jamás volveré a probar. Dicen que nadie cocina igual que otra persona aunque repita la receta paso a paso. El menudo (callos) de mi abuela, no sabía igual que el de mi madre, y yo prefería el primero. La tortilla de patatas tampoco era igual. La de la abuela era mas líquida, con el huevo acariciando las patatas, cosa que detesto hoy en día pero solía gustarme antaño.

Mi abuela preparaba candiés que le daban mil vueltas al mejor cóctel y que suplían la cena en las noches de invierno de estómagos en desgana. El candié, tan popular en mi tierra es, al parecer, una mezcla poco conocida fuera de Despeñaperros, y no consiste más que en mezclar un poco de vino dulce (generalmente Moscatel), y un huevo. A veces se le añade azúcar. Se bate todo con un tenedor y se bebe. Dulce, simple, delicioso y rico en proteínas. Pasé muchos meses, en aquella época entre la niñez y el convertirme en "oficialmente mujer" en la que me negaba a cenar, no tenía hambre. Lo cual era normal porque en la merienda probablemente me había zampado media barra de pan con cualquier cosa que le metiese dentro, que normalmente era más de una.

Me encantaba el puchero de la abuela, aquel que duraba casi una semana, cocinado durante un par de horas en aquella olla enorme que asemejaba un caldero. Ese puchero servido el primer día en forma de sopa de pan, seguido de una fuente con carne. Al caldo se le añadía sucesivamente fideos, o arroz, garbanzos... y el último día se hacía ropa vieja, mi plato favorito de la sucesión de pucheros. Cómo odiaba la sopa de pan, el puerro o cualquier cosa verde que flotase en el cocido! Y cómo adoraba esa sopa de avecrém con fideos, al que añadíamos un huevo cocido picado y un poco de bacon a dados.

La nevera de la abuela estaba llena de alimentos y bebidas que han conservado su sabor sólo en mi paladar. En la puerta se apilaban aquellas botellas de Casera de cristal con el cierre metálico de clip, que luego se rellenaban de la leche que vendían en bolsa (y que sabía a leche) o de agua fresca. A su lado, las botellas de Valdepeñas barato, el padre del Don Simón, que a mi abuelo gustaba demasiado de degustar antes, durante y tras las comidas.

En la nevera de la abuela había quesos de los que más me gustaban, chorizo del bueno, panceta curada, queso de cerdo (algo que nunca más he vuelto a ver y que tenía un aspecto asqueroso), mezclado con el aroma dulzón del membrillo que siempre me negué a comer. Había mantequilla Tulipán, botes de manteca colorá, sobrasada en barra y compota casera.

Mi abuela adoraba la cocina, aquel cuartito estrecho y alargado con el pilón de piedra gris y el retrete al fondo, donde pasaba las horas "haciendo habíos" y aderezando cocidos con el ritmo de sus canciones de otro tiempo, mientras el viejo y pobre Pancho dormitaba en el corredor y Merceditas y yo malcantábamos otro éxito pop delante del enorme radiocassette.

-"¿Y... qué hay de postre, abuela?"
-"Flan".
-"¿Del Chino?"
-"De Paco del armarcén."

I'M A SUPERFREAK, OH YEAH

Buaaaaaaaaaa... No me deja poner el video original, pero en fin, este me ha parecido bonito, teniendo en cuenta que es una de las mejores películas que he visto en los últimos años.




No apta, por supuesto para corazones sin sentido del humor, sin imaginación ni para nenas engreídas.
Viva lo Friki! Bandas para: Alasse, Inma, Marisa, Sergio, todas las Estherianas y las que tienen placeres ocultos tras las cortinas.

¿Alguien más se autoproclama friki del año?

ACTUALIZACION (añado este video a petición de Susana Ce)


martes, 15 de julio de 2008

MIRA COMO BRILLO



Hoy me han concedido este pequeño-gran premio. Me lo ha dado Aneka, que es lectora de este blog, pero cuyo enlace al suyo no puedo poner ya que por problemas de estructuración en su blog -dice que está "de mudanza"-, va a cambiar de Blogger a Worldpress (quizá) u otra casa con mayores habitaciones y de momento no tiene dirección definida.
En cualquier caso, te agradezco mucho tu premio llegado vía email junto a un millar de ositos y globos de colores... y exento de instrucciones. Sólo sé que me has dicho debo pasarlo a otras personas (sin especificarme cuántas, qué parca en palabras eres, hija, oich).
Visto lo visto, y esperando que el premio nunca llegue a manos inmerecedoras de tan bello Cristal, lo cual sería una gran responsabilidad... uff... pues he decidido conceder este premio a tres blogs (ni uno ni dos, sino tres) que me gustan muchísimo:
-Al blog de Marisa, porque además de currárselo bien habla de cosas brillantes, siempre.
-Al blog de Sergio, porque es tan brillante que cuando se ausenta 5 días, le añoro y ea!, en lugar de echarle la bronca, le doy un premio.
-Al blog de Fauve, por su brillante dedicación a la literatura más pura.
Espero que dejéis constancia de vuestros speeches en el apartado correspondiente y no me soltéis ninguna lagrimita, que acabo de limpiar el parquet!

LIBROS CON SOLERA

Son los libros que llevaron a la escuela mi madre y mi tío. Al menos los tres primeros, el último es una cartilla de lectura/escritura que conseguí en el Rastro en Madrid por unos poquitos euros. El gitano no sabía lo que me estaba vendiendo.

La Enciclopedia tuvo una reedición tipo coleccionista hace unos años, pero ésta es la original Enciclopedia Alvarez en edición de 1962. El Libro Primero de Lecturas (el tercero de la imagen) es del 58, de la Editorial Edelvives; el Libro Segundo de Lectura (segundo en la foto), es del 56 de la misma editorial.

El Camarada (Método Completo de Lectura), de José Dalmau Carles, es de 1930, y perteneció, a juzgar por las firmas en la primera página, a Vicente y Luisa Valls.

BROADWAY Y SUS TEATROS


Estos días que el musical Mamma Mia! aparece cada dos por tres en los medios debido a su adaptación para la gran pantalla, he recordado que cuando estuve en Nueva York acababa casi de estrenarse en las salas de teatro. En mi recorrido por Broadway en el viajecito de dos semanas en Marzo del 2002, pasé por delante del rdeWinter Garden en pleno centro del distrito teatral, pero no me animé a ver la función porque esa noche había conseguido tickets para mi obra favorita de todos los tiempos: El Fantasma de la Opera. Uno no puede ir a Nueva York sin haber entrado, al menos, en uno de sus teatros, y no para curiosear precisamente. Además las entradas estaban tiradas de precio, pagué sólo $20 por un asiento en el mezzanine. ¿Cómo conseguí un ticket tan barato? Pues haciendo cola (por cierto, muy breve), en Times Square.

Sí, en esa misma cola que se aprecia en la foto superior y a la que me uniría minutos después de haberla fotografiado. De Times Square no puedo más que decir que ese día no estaba el famoso cawboy que toca la guitarra en gayumbos y botas y sombrero, pero el ambiente es indescriptible: música, ruido, tráfico, gente, pantallas, luces, más pantallas, tiendas, tiendas, tiendas.
Cerquita de aquí, vamos, cruzando la carretera en sentido contrario, está el emblemático edificio de la Paramount, casi perdido entre tanta modernidad y fachada cristalina.


En la planta baja de este edificio solía haber una sala de teatro donde en los años 40 cantaba Frank Sinatra. Arriba del todo hay una torre con un reloj y una especie de cúpula en forma de alcachofa, que antaño solía estar encendida para mostrar todo el esplendor de esta magnífica mole construída en 1927 y tenía una terraza-mirador.

Y no muy lejos, está el Ed Sullivan Theater, desde donde se emite cada noche el David Letterman Late Show.


Por esta zona también se encuentran teatros como el Amsterdam, el Lyceum, The Booth, el Shubert Alley, el Carnagie Hall, el Majestic... Ah, cuántos recuerdos!

El Lyceum es espectacular en su fachada. Es el teatro más viejo aún en uso de NY, construído en 1903 en estilo barroco para el productor Daniel Froman, que tenía un apartamento en el edificio, completo con una trampilla que daba justo sobre el escenario.


El Lyceum hizo historia al batir récords de representación con Nacida Ayer (1600 representaciones). También fue el primer teatro designado de interés histórico. Y doblando la esquina hacia la derecha, me di de bruces con el Edificio Miller, de fachada cuanto menos chocante en cuanto a su arquitectura, ya que el edificio a continuación y que hace esquina es un McDonald's, frente a Times Square.


El Miller Building fue una antigua tienda de zapatos antes de la II Guerra Mundial, y las esculturas de la fachada son cuatro estatuillas de las actrices americanas Ethel Barrymore, Marilyn Miller, Mary Pickford y Rosa Ponselle. Aparentemente Israel Miller era un zapatero Polaco que llegó a NY y empezó a hacer zapatos para muchas producciones teatrales. Sus diseños se hicieron famosos y muchos personajes del vaudeville de la época encargaban su calzado allí. La verdad es que entre tanto anuncio, carrito de perritos calientes y publicidad, si no se sabe dónde está, es dificil de localizar:

(Es el edificio detrás de esa parabólica, entre ésta y la pancarta azul). Calle arriba, pasando la gran M amarilla, girando en la primera manzana, hay otro teatrito pequeño, el Cort, cuya fachada se inspiró en el Petit Trianon de Versailles. En su interior hay un busto de Maria Antoinette sobre la ventanilla de tickets. Aquí tuvieron lugar las premieres de El diario de Anna Frank y Sarafina!

Y unas calles más arriba, bastante más lejos, se halla un edificio que parece fuera de sitio en Nueva York, El City Center of Music and Dance, con una ornamentada estructura de estilo arábigo con azulejos españoles, diseñado en 1924 como un Templo de Adoración Masónico. Más tarde el alcalde La Guardia lo salvó de los promotores inmobiliarios y lo designó como sede de la NY City Opera and Ballet en 1943.


Y por último el Carnagie Hall, aunque en la foto no se ve muy bien debido a la sombra del edificio de enfrente, pero ese año llevaba mi cámara Canon y me negaba a comprarme una digital. Ya volveré algún día para repetir aquellas fotografías que no quedaron de mi agrado.



Abrió sus puertas en 1891 en lo que entonces era un suburbio neoyorquino, y se dice que tiene el mejor sistema acústico del mundo. Tchaikovsky fue el conductor invitado en su apertura y atendieron las mejores familias de la ciudad, muchas de las cuales esperaron durante una hora antes de poder bajarse de sus carruajes. Y en fin, qué os voy a contar del Carnagie, para eso está Wikipedia.

Esa noche, como os dije anteriormente, me fui a ver El Fantasma de la Opera en el Majestic, uno de los teatros más grandes de Broadway, con un aforo de más de 1600 asientos e inaugurado en 1927.



Lloré a lo Julia Roberts en la ópera, simplemente pensando que unos meses antes no habría siquiera pensado en ir a NY, mucho menos en ver mi obra favorita, pero siempre he hecho las cosas en impuslo y no iba a cambiar a esas alturas.
Y aquí se acaba la visita cultural. Otro día os llevaré de paseo por Central Park... O la Isla de Ellis... O quizá a cualquier otro rincón lleno de encanto del mundo.